miércoles, 20 de mayo de 2015

Mi amiga colombiana...

Este fin de semana he estado en el desierto de la Tatacoa con mi amiga Pepa la Colombiana.
Hemos ido en autobús, de mochileras, como viaja la gente colombiana del estrato al que pertenezco en España… Hemos vivido colas, atascos, regateos y pura vida colombiana en el desierto de Colombia…

El desierto de Tatacoa está en el Departamento de Huila a 40 kilómetros de su capital,  Neiva.
Tatacoa es lo más parecido que hay a Marte que he visto en la vida. Se trata de un área de unos  30 kilómetros de tierra roja que forman impresionantes cárcavas donde solo crecen cactus de los que se parecen a Pincho el de los fuitis.

Por las noches, el cielo completamente estrellado muestra constelaciones que desde Europa nunca podremos ver de una manera nítida y espectacular. Por 3 euros, el Señor Javier (un astrónomo afincado en éste desierto) te cuenta todo sobre el cielo a tres grados del ecuador y te deja ver los planetas con su super telescopio (suena precioso, lo se…a nosotras nos llovió así que una mierda, pero debe ser estupendo… jajaja)

Neiva, la capital de Huila,  es la sexta ciudad más insegura de Colombia (van antes Cali, Medellín, Cúcuta, Palmira y Santa Marta)  y es fea a rabiar, pero en Neiva vive Ximena, una chica colombiana que coincidió con mi amiga Pepa en Londres y conmigo unos 5 días en aquel curso de inglés en el que conocí a mi ángel de la guarda colombiana, así que decidimos que era un buen lugar para poder visitar algo más de Colombia  ya que teníamos gente conocida y era más barato que tener que ir a cualquier sitio en avión.

No suelo hablaros de mi amiga Pepa, pero una de las principales razones por las que esta experiencia está siendo tan positiva es ella, mi amiga Pepa París.

En el 2008, gracias a una beca de las de Zapatero, pude irme dos meses a estudiar Inglés a Londres. 
Lo normal era que te diera el dinero para tres semanas, pero ocupé la casa de Susanita y lo alargué dos meses…

Mi clase de inglés estaba llena de chinos, turcos y colombianos, y además,  había una chica rubita, de ojos azules, bajita y de cara redondita que pensé que era alemana…

Como todo curso de inglés uno busca siempre a los que no hablen tu idioma así que pasé de todas las que tenían pinta de latinas y me acerqué a la rubia que seguro que era alemana… Empezamos a hablar ni me acuerdo de qué en Inglés, y cuando abrimos el círculo, un coreano me preguntó que de dónde era yo, le respondí que de España…. Pepa y yo nos miramos y me dijo  ¿Qué hacemos hablándonos en inglés? Yo soy colombiana!! Así que desde ese momento, nos hicimos inseparables en Londres, vino a verme a Madrid y gracias a Facebook y a que ella es súper atenta hemos estado en contacto siempre.

Cuando me comentaron que tal vez vendría a Colombia (mi tía Bea se acordará… Gonzalo acababa de empezar el curso de natación y mientras le mirábamos por la ventana le conté la posibilidad) escribí a Pepa y desde ese día no ha hecho otra cosa que hacerme la vida colombiana mucho más fácil.

Ella me ha ayudado encontrando una buena  zona para vivir, con la que estoy encantada, me ha ayudado también explicándome que es maleducadísimo estornudar y sonarse los mocos , advirtiéndome que en los retretes colombianos no se puede echar el papel , que se atasca y tienes que dejarlo en la papelerita para ello, es decir, ella me ha dado consejos que solo una amiga autóctona puede dar.

Mi amiga Pepa es lo que en España se definiría como una chica normal.

Tiene trenta y tres años, una hermana melliza, (Carola) tiene su carrera en Administración de Empresas Hoteleras, su alto nivel de inglés,  dos trabajos para poder llegar a fin de mes y muchas ganas de viajar y conocer.

Pero en Colombia lo que allí es normal, aquí no lo es…

Pepa renunció a vivir en su estrato para independizarse (primer punto prohibido por un estrato cinco Colombiano…) y llegar a fin de mes de aquella manera, pero poder llegar a su casa con sus gatas y ser independiente y autosuficiente.

Ella decidió dejar su trabajo, su familia y su mundo acomodado para irse dos años a Europa, trabajar de cualquier cosa (Un estrato 5 va a todo trapo por Londres adelante, no trabaja de cualquier cosa, pero mi amiga trabajó en un sitio de envío de dinero, en el Sheraton sirviendo catering, hasta cuidó una vez a Yago…). Lo hizo por aprender lo que cuestan las cosas e intentar mejorar su inglés y su vida.

Después de dos años, y con toda la razón, se hartó de Europa, del clasismo inglés de que si eres latinoamericana nunca podrás ser una mujer con un alto cargo y volvió a su país a cumplir su sueño y hacerse un tatuaje de una mariposa.

Su sueño, junto al de su hermana Carola no era otro que poner una pastelería.

Rompiendo moldes de nuevo, ahorró durante dos años para poder comprar un buen horno pastelero. 
Su hermana cocinaría y ella gestionaría todo lo demás.

Decidieron poner su pequeño negocio en un barrio modesto, de compras de cosas de navidad, una pastelería pequeñita, acogedora con tartas y galletas hechas a de manera tradicional que sirven el mejor capuchino de todo el barrio, porque si hay algo que a las hermanas París les vuelve locas, es el buen café...

Y ahí está ella, con su pastelería Melanka que cada día crece más, coordinando su repartidor, su horno de producción, los turnos de atender en la cafetería y los pedidos especiales y personalizados… Es decir, llevando su propio negocio…

La pobre amiga, trabaja desde las 05.30 a las 19.00 de lunes a viernes y los sábados por la mañana. 

No tiene tiempo para nada, pero siempre saca un hueco si necesitas que te haga algo de caso…

Como la pastelería está creciendo, muchos meses decide renunciar a parte de su sueldo para poder seguir avanzando y reinvertir. Siempre cuenta que leyó una vez una entrevista a un chino o a un japonés que afirmaba que para triunfar en un negocio, no podrás hacerte rica nunca antes de los primeros 20 años, porque el secreto está en reinvertir y reinvertir las ganancias…así que ella lo lleva raja tabla…

Para poder llegar a fin de mes, da clases de Inglés en el servicio de formación profesional estatal, el SENA, a personas que están aprendiendo un oficio y tienen obligado un nivel básico de inglés. La tía se agrupa las clases, los horarios y consigue hacerlo todo en las pocas horas que le quedan para poder pagar sus facturas, su casita y sus vicios...

Pero las dos cosas que más les sorprenden a los colombianos de ella y que realmente le diferencian de las demás colombianas, son las siguientes:

Siempre va en autobús público y a pesar de tener 33 años… No está casada.

Os parecerán dos tonterías insignificantes, pero en una sociedad como la colombiana tan del “qué dirán” , esas dos características marcan la fortaleza y la autenticidad de mi amiga como persona.
Ir en Transmilenio (el sistema de autobuses de Bogotá), es más rápido que ir en coche o taxi porque cuenta con un carril de uso único que evita los terribles atascos de caótica capital. Pero en el Trasmilenio van los trabajadores medios y los pobres, los atracadores, las personas como latas de sardinas… Un amigo el otro día de risas,  definía montar en Transmilenio a las 18.00 de la tarde como “la situación más parecida a una violación múltiple consentida” que había vivido nunca… Ir en el Transmi como dicen los colombianos “es tenaz”.

Los colombianos que son tocones ya de por si y su burbuja de confianza es casi inexistente, en el Transmi se ponen las botas…

Pero mi amiga es práctica, y ella dice que hay que valorar el sistema de transporte para que se convierta en algo eficaz y para todos, que es así como las cosas funcionan, cuando los servicios públicos son asumidos como un bien de los ciudadanos. Y su manera de valorarlo es usarlo, recomendarlo y sin importar de qué estrato viene… tener el abono transporte más usado de todos los bogotanos.

Y la otra es lo de estar casada… Es curioso, pero lo hemos hablado alguna vez los españoles de aquí…

Una mujer que no se ha casado antes de los 30 en Colombia… es que es rara… Ella lo sabe, se ríe, y cuenta que una tía suya le dijo hace poco que “mucho genio tenía que tener para no haber encontrado aun un hombre para ella”….

A Pepa se le han casado todas sus amigas… Y el machismo normalizado, hace que cuando una mujer colombiana se casa… deja de salir con sus amigas, de tener vida más allá de su matrimonio y su casa…

Las mujeres casadas no salen por la noche, ni beben y mucho menos vuelven solas a casa. Las colombianas casadas no son nada sin su marido… Y las que no lo están… o bien buscan desesperadamente un marido, o bien hacen como mi amiga… Aprender a vivir con pocas amigas que se salven...

Así que nos hemos venido súper bien la una a la otra… Yo le recuerdo las cosas buenas que tiene nuestro modo de vida y ella me enseña las estupendas cosas que tiene éste país… Nos compenetramos, nos tenemos en cuenta y estamos pendientes siempre la una de la otra…

Si estamos enfermas nos cuidamos, nos recomendamos remedios de nuestras abuelas, nos escribimos y hablamos de nuestros sobrinos a diario, nos ponemos a dieta todos los lunes y la dejamos todos los martes,  vamos al cine, nos escuchamos y sobre todo, en esos días bajos en los que nos da la sensación que todo está torcido y en mi caso que Pablo y  España están muy lejos… nos invitamos la una a la otra a hacernos las uñas en su casa mientras nos bebemos un Gintonic de Hendrich que le trajo Pablo de Providencia…

La verdad es que Colombia no me ha dado una amiga… me ha dado una hermana a la que admiro y cuidaré para siempre… La echaré muchísimo de menos cuando vuelva…





No hay comentarios:

Publicar un comentario