Este fin de semana he estado en el desierto de la Tatacoa
con mi amiga Pepa la Colombiana.
Hemos ido en autobús, de mochileras, como viaja la gente
colombiana del estrato al que pertenezco en España… Hemos vivido colas,
atascos, regateos y pura vida colombiana en el desierto de Colombia…
El desierto de Tatacoa está en el Departamento de Huila a 40
kilómetros de su capital, Neiva.
Tatacoa es lo más parecido que hay a Marte que he visto en
la vida. Se trata de un área de unos 30 kilómetros
de tierra roja que forman impresionantes cárcavas donde solo crecen cactus de
los que se parecen a Pincho el de los fuitis.
Por las noches, el cielo completamente estrellado muestra
constelaciones que desde Europa nunca podremos ver de una manera nítida y
espectacular. Por 3 euros, el Señor Javier (un astrónomo afincado en éste
desierto) te cuenta todo sobre el cielo a tres grados del ecuador y te deja ver
los planetas con su super telescopio (suena precioso, lo se…a nosotras nos
llovió así que una mierda, pero debe ser estupendo… jajaja)
Neiva, la capital de Huila, es la sexta ciudad más insegura de Colombia
(van antes Cali, Medellín, Cúcuta, Palmira y Santa Marta) y es fea a rabiar, pero en Neiva vive Ximena,
una chica colombiana que coincidió con mi amiga Pepa en Londres y conmigo unos
5 días en aquel curso de inglés en el que conocí a mi ángel de la guarda
colombiana, así que decidimos que era un buen lugar para poder visitar algo más
de Colombia ya que teníamos gente
conocida y era más barato que tener que ir a cualquier sitio en avión.
No suelo hablaros de mi amiga Pepa, pero una de las
principales razones por las que esta experiencia está siendo tan positiva es
ella, mi amiga Pepa París.
En el 2008, gracias a una beca de las de Zapatero, pude irme
dos meses a estudiar Inglés a Londres.
Lo normal era que te diera el dinero
para tres semanas, pero ocupé la casa de Susanita y lo alargué dos meses…
Mi clase de inglés estaba llena de chinos, turcos y
colombianos, y además, había una chica
rubita, de ojos azules, bajita y de cara redondita que pensé que era alemana…
Como todo curso de inglés uno busca siempre a los que no
hablen tu idioma así que pasé de todas las que tenían pinta de latinas y me
acerqué a la rubia que seguro que era alemana… Empezamos a hablar ni me acuerdo
de qué en Inglés, y cuando abrimos el círculo, un coreano me preguntó que de
dónde era yo, le respondí que de España…. Pepa y yo nos miramos y me dijo ¿Qué hacemos hablándonos en inglés? Yo soy
colombiana!! Así que desde ese momento, nos hicimos inseparables en Londres,
vino a verme a Madrid y gracias a Facebook y a que ella es súper atenta hemos
estado en contacto siempre.
Cuando me comentaron que tal vez vendría a Colombia (mi tía
Bea se acordará… Gonzalo acababa de empezar el curso de natación y mientras le
mirábamos por la ventana le conté la posibilidad) escribí a Pepa y desde ese
día no ha hecho otra cosa que hacerme la vida colombiana mucho más fácil.
Ella me ha ayudado encontrando una buena zona para vivir, con la que estoy encantada,
me ha ayudado también explicándome que es maleducadísimo estornudar y sonarse
los mocos , advirtiéndome que en los retretes colombianos no se puede echar el
papel , que se atasca y tienes que dejarlo en la papelerita para ello, es decir,
ella me ha dado consejos que solo una amiga autóctona puede dar.
Mi amiga Pepa es lo que en España se definiría como una
chica normal.
Tiene trenta y tres años, una hermana melliza, (Carola)
tiene su carrera en Administración de Empresas Hoteleras, su alto nivel de
inglés, dos trabajos para poder llegar a
fin de mes y muchas ganas de viajar y conocer.
Pero en Colombia lo que allí es normal, aquí no lo es…
Pepa renunció a vivir en su estrato para independizarse
(primer punto prohibido por un estrato cinco Colombiano…) y llegar a fin de mes
de aquella manera, pero poder llegar a su casa con sus gatas y ser
independiente y autosuficiente.
Ella decidió dejar su trabajo, su familia y su mundo
acomodado para irse dos años a Europa, trabajar de cualquier cosa (Un estrato 5
va a todo trapo por Londres adelante, no trabaja de cualquier cosa, pero mi
amiga trabajó en un sitio de envío de dinero, en el Sheraton sirviendo
catering, hasta cuidó una vez a Yago…). Lo hizo por aprender lo que cuestan las
cosas e intentar mejorar su inglés y su vida.
Después de dos años, y con toda la razón, se hartó de
Europa, del clasismo inglés de que si eres latinoamericana nunca podrás ser una
mujer con un alto cargo y volvió a su país a cumplir su sueño y hacerse un
tatuaje de una mariposa.
Su sueño, junto al de su hermana Carola no era otro que poner
una pastelería.
Rompiendo moldes de nuevo, ahorró durante dos años para
poder comprar un buen horno pastelero.
Su hermana cocinaría y ella gestionaría
todo lo demás.
Decidieron poner su pequeño negocio en un barrio modesto, de
compras de cosas de navidad, una pastelería pequeñita, acogedora con tartas y
galletas hechas a de manera tradicional que sirven el mejor capuchino de todo
el barrio, porque si hay algo que a las hermanas París les vuelve locas, es el
buen café...
Y ahí está ella, con su pastelería Melanka que cada día
crece más, coordinando su repartidor, su horno de producción, los turnos de
atender en la cafetería y los pedidos especiales y personalizados… Es decir,
llevando su propio negocio…
La pobre amiga, trabaja desde las 05.30 a las 19.00 de lunes
a viernes y los sábados por la mañana.
No tiene tiempo para nada, pero siempre
saca un hueco si necesitas que te haga algo de caso…
Como la pastelería está creciendo, muchos meses decide
renunciar a parte de su sueldo para poder seguir avanzando y reinvertir.
Siempre cuenta que leyó una vez una entrevista a un chino o a un japonés que
afirmaba que para triunfar en un negocio, no podrás hacerte rica nunca antes de
los primeros 20 años, porque el secreto está en reinvertir y reinvertir las
ganancias…así que ella lo lleva raja tabla…
Para poder llegar a fin de mes, da clases de Inglés en el
servicio de formación profesional estatal, el SENA, a personas que están
aprendiendo un oficio y tienen obligado un nivel básico de inglés. La tía se
agrupa las clases, los horarios y consigue hacerlo todo en las pocas horas que
le quedan para poder pagar sus facturas, su casita y sus vicios...
Pero las dos cosas que más les sorprenden a los colombianos
de ella y que realmente le diferencian de las demás colombianas, son las
siguientes:
Siempre va en autobús público y a pesar de tener 33 años… No
está casada.
Os parecerán dos tonterías insignificantes, pero en una
sociedad como la colombiana tan del “qué dirán” , esas dos características
marcan la fortaleza y la autenticidad de mi amiga como persona.
Ir en Transmilenio (el sistema de autobuses de Bogotá), es
más rápido que ir en coche o taxi porque cuenta con un carril de uso único que
evita los terribles atascos de caótica capital. Pero en el Trasmilenio van los
trabajadores medios y los pobres, los atracadores, las personas como latas de
sardinas… Un amigo el otro día de risas, definía montar en Transmilenio a las 18.00 de
la tarde como “la situación más parecida a una violación múltiple consentida”
que había vivido nunca… Ir en el Transmi como dicen los colombianos “es tenaz”.
Los colombianos que son tocones ya de por si y su burbuja de
confianza es casi inexistente, en el Transmi se ponen las botas…
Pero mi amiga es práctica, y ella dice que hay que valorar
el sistema de transporte para que se convierta en algo eficaz y para todos, que
es así como las cosas funcionan, cuando los servicios públicos son asumidos
como un bien de los ciudadanos. Y su manera de valorarlo es usarlo,
recomendarlo y sin importar de qué estrato viene… tener el abono transporte más
usado de todos los bogotanos.
Y la otra es lo de estar casada… Es curioso, pero lo hemos
hablado alguna vez los españoles de aquí…
Una mujer que no se ha casado antes de los 30 en Colombia…
es que es rara… Ella lo sabe, se ríe, y cuenta que una tía suya le dijo hace
poco que “mucho genio tenía que tener para no haber encontrado aun un hombre
para ella”….
A Pepa se le han casado todas sus amigas… Y el machismo
normalizado, hace que cuando una mujer colombiana se casa… deja de salir con
sus amigas, de tener vida más allá de su matrimonio y su casa…
Las mujeres casadas no salen por la noche, ni beben y mucho menos
vuelven solas a casa. Las colombianas casadas no son nada sin su marido… Y las
que no lo están… o bien buscan desesperadamente un marido, o bien hacen como mi
amiga… Aprender a vivir con pocas amigas que se salven...
Así que nos hemos venido súper bien la una a la otra… Yo le
recuerdo las cosas buenas que tiene nuestro modo de vida y ella me enseña las
estupendas cosas que tiene éste país… Nos compenetramos, nos tenemos en cuenta
y estamos pendientes siempre la una de la otra…
Si estamos enfermas nos cuidamos, nos recomendamos remedios
de nuestras abuelas, nos escribimos y hablamos de nuestros sobrinos a diario,
nos ponemos a dieta todos los lunes y la dejamos todos los martes, vamos al cine, nos escuchamos y sobre todo,
en esos días bajos en los que nos da la sensación que todo está torcido y en mi
caso que Pablo y España están muy lejos…
nos invitamos la una a la otra a hacernos las uñas en su casa mientras nos
bebemos un Gintonic de Hendrich que le trajo Pablo de Providencia…
La verdad es que Colombia no me ha dado una amiga… me ha
dado una hermana a la que admiro y cuidaré para siempre… La echaré muchísimo de menos cuando vuelva…
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