martes, 28 de abril de 2015

Menú lácteo

Cuando viajas en Iberia al otro lado del charco, en turista como todo hijo de vecino, te dan de comer dos veces:

En primer lugar una comida fuerte (bien cena o comida) que suele ser pasta o pollo y una hora antes de llegar a tu destino un pequeño desayuno en el que te ponen un croisant con café o té y unas galletitas…

Si duermes, el tiempo entre comida y comida se pasa rápido, ni lo notas, pero si no consigues pegar ojo… Solo piensas en que te traigan algo que consiga distraerte en forma de plato de metal…
Pues bien, como estaba tan nerviosa por veros a todos, a la ida no dormí nada…
Antes de embarcar fui a un bar a comer algo, pero con los nervios propios de una histérica como yo, no pude comer demasiado, así que cuando el avión ya estaba en “velocidad de crucero” (me encanta esa expresión tan técnica de piloto que se las da de saberlo todo…) solo pensaba en comida de avión…

Primero vino el olorcito de calentar la comida, tan rico, te recuerda que estás en territorio español… no huele a frijoles, ni pollo frito, ni ajiaco… huele a comida…. y luego el carrito empujado por las elegantes azafatas de Iberia que aun huelen a colonia buena, allí a lo lejos, avanzando, poco a poco,  que sientes que nunca llega…

Va acercándose despacito, mientras vas viendo cómo se acaban las bandejitas y cómo las señoras azafatas con su pelo liso y sus zapatos de años ochenta van sirviéndoles sonrientes a todos los pasajeros de las filas de delante mientras repiten la mítica frase

 ¿Pollo o pasta? ¿Chicken or Pasta?

 Y sin querer, en ese momento…. te entra la duda ¿Quedará algo para cuando llegue a la 37J? (si, lo se, hay que ser tonta…. Ya se que los tienen justos porque son conscientes de los pasajeros que llevan, pero a mí siempre me entra la duda…).

Hay un momento en el que calculas y piensas, la próxima vez que lo paren me toca, pero siempre te quedas corta y tienes que esperar a que éste te  rebase y te sirva  la chica de detrás….
Pues bien, el carrito se paró a medio metro y vi como repartían los menuses a la fila 36 entera,.
Fue en ese momento cuando se paralizó el planeta tierra, cuando sentí que algo debía haber hecho mal para que me castigaran de ésa manera, fue en ese momento cuando mi única acción en las próximas 10 horas se convirtió en un martirio…

Pasta con nata y verduras y Pollo con puré de patatas mezclado con queso  gratinado…
La mayoría de vosotros, estaréis pensando en lo mucho que ha mejorado Iberia, que dónde quedará esa pasta con pimiento de los 2000 pero yo solo veía una cosa por todos lados… 

¡¡¡¡LACTOSA!!!!

Cada día que pasa de mi vida soy más intolerante y no puedo permitirme sobredosis de lactosa y menos a 11.000 metros de altura en un avión repleto en el que comparto retrete con otros 300 más…
Así que tuve que explicarle a la señorita la situación… consiguió darme un menú “Low Fat” que llevaba una triste verdura cocida… pero claro, me quedé con un hambre horrible…

A mitad del vuelo tuve que ir a por la azafata a decirle que me diera algo de pan porque el ruido de mis tripas iba a despertar a todo el avión… Me hubiera comido una vaca entera.
Me hinché de pan, pero no me importó porque sabía que al llegar a España, había concurso de tapas…

La señorita azafata, monísima, de Valencia, dos hijos, toda una vida en Iberia, que había quedado horrorizada con el tráfico y la manera intensa de llover en Bogotá (todos estos datos los tengo porque me estaba aburriendo como una ostra y me quedé de charleta… ) me explicó que cuando comprara vuelos tenía que pedir menú especial, que las bandejitas van contadas y que el low fat se lo habían quitado a alguien de tripulación… (¿Sería el piloto? Porque los azafatos no están muy gordos…)

Así que a la vuelta, pedí NO LACTOSA.

Avisé con tiempo a los señores de Iberia, me lo confirmaron en un mail muy educado diciéndome que su objetivo es hacer de mi vuelo una experiencia maravillosa…

Me subí encantada, disfruté del momento en el que calientan la comida, diferenciando olores y  esperando la sorpresa que tenían para mí, para hacer de mi vuelo una experiencia maravillosa, me sirvieron antes que a nadie, no tuve que esperar los eternos 7 minutos que tarda el carrito en llegar a la 22B porque era comida especial y esos vamos antes…

Ya con mi bandeja en mi asiento,  destapé con entusiasmo el tuper de metal calentito…

 ¿Y cuál fue mi sorpresa?

 De comida fuerte: triste verdura cocida (zanahoria, espinaca y tomate entero) acompañada de pechuga de pollo cocida de esas que se te hace bola aun mezclada con cocacola ligth…

De postre fruta…

Pero lo peor no es eso…

De desayuno… es que es muy triste… hasta me da apuro compartirlo… una verdadera tortura…

De desayuno…. ENSALADA (lechuga, tomate y pepino)…

¿Qué he hecho yo para merecerme eso?

Tuve que quejarme y explicarles que el croisant no tiene lactosa, ni el pollo sin puré de patatas, ni siquiera la galleta integral que acompañaría la ensalada… ¿Cuál fue la respuesta de la azafata? Pues no lo pidas sin lactosa hija…


Así que a partir de ahora voy a hacer como me ha enseñado mi madre y hago con Ryanair, con Alsa y con Renfe: llevar el bocata de casa, envuelto en papel albal, un bocata de tortilla de patata, o de chorizo, que huele mejor y así les doy envidia a todos… Pero volver a pasar por esto… ME NIEGO.

martes, 14 de abril de 2015

La maleta y lo que echas de menos.

No queda nada para ir de visita a España…

Uno cuando está en un país lejos de su casa echa de menos muchas cosas…

Cuando vives en España te ríes de la respuesta de Españoles por el mundo de ¿Qué es lo qué más echas de menos de España? “La tortilla de mi madre, las cañas en la latina y el sol español”.  Te ríes porqué lo ves topicazo y piensas “desgraciado, tu vida parece sacada de una peli, tienes la muralla china al lado, o ves leones en la puerta de tu casa”….

Pero tras dos experiencias en el extranjero…

La respuesta de “La tortilla de mi madre, las cañas en la latina y el sol español”… te parece un fiasco y cobra otro sentido….
Analicemos paso a paso la frase…

En primer lugar me parece un abuso lo de la tortilla… Uno cuando vive en “Colonia española”, no hace otra cosa que comer tortilla de patata…

La tortilla de patata nos une, nos afianza como españoles y nos da estatus entre nuestros invitados extra “coloniales”… la tortilla de patata hace amigos…

Solo llevo cuatro meses en Bogotá y os digo que desde mi erasmus en Florencia, no había comido más tortillas de patata en mi vida…

-          Qué tienes que invitar a tu amiga colombiana a cenar en casa. Tortilla de patata.
-         Qué es tu cumpleaños y tienes que llevar algo típico y rico a la oficina. Tortilla de patata...
-          Que tienes una resaca de espanto pero como es sábado no quieres quedarte en casa… Pues haces un grupo de Whasapp con la foto que ya utilizaste un par de semanas atrás de una tortilla de patata y comienzas con “ Tortillada en casa, ¿Quién se apunta?” Os juro que no se el por qué pero se apunta más gente a una tortillada que a unos espaguetis con tomate…
-          Que estás en casa sin nada en la nevera más que huevos, patatas y ensalada… Pues tortilla de patata… la lechuga seguro que está pasada…

La tortilla de patata no se echa de menos, la tortilla de patata está presente, es la reina del expatriado…

La segunda parte de la frase “Las cañas en la latina”.

Como dice mi novio… vayas donde vayas… Hay cerveza… Así que… yo entiendo que se eche de menos el tinto de verano, con su limoncito, sus olivitas, sus patatas “La Montaña” pero… ¿Las cañas? Pero si la Club Colombia vale la mitad que una Estrella de Galicia (y aunque no le llegue al tapón de la botella) es cerveza de todos modos… la echas en un vasito y ya tienes la cañita.  
La latina tiene su rollito, su “postureo” de domingo, sus amigos insustituibles que conocen cómo eres y se ríen de anécdotas de hace 20 años… pero…

Conocer gente nueva compartiendo una “Águila” o una “Club Colombia” también engancha… Las cañas en la Latina se pueden sustituir por cañas en cualquier lado (parques, casas, hoteles, oficinas…) y en Bogotá, gracias a la globalización que nos ha traído “100 montaditos” a la zona de compras, pues ese mono… se amaina con la imitación a tinto de verano y las cervezas Estrella Galicia mal tiradas… eso es un alivio….

Pero lo del sol… ahí no tengo nada que decir… Lo del sol es algo que no se puede comparar con nada… El sol mediterráneo, el sol de las tardes que huelen a almendro, el sol que no quema a los 10 segundos de exposición, el sol que calienta pero no arde, el sol que hace que seamos tostaditos pero no rosados ni negros, el nuestro… Ese sol… Eso si que se echa de menos…

Si tuviera que ir a Españoles por el Mundo (que están a 4 mesas de mi mesa en la oficina de Madrid) a decirles qué es lo que echo de menos de España (más allá de las personas, claro está) mi lista sería:
-          Los tampax.
-          Pasear por la noche con seguridad.
-          El tomate frito Orlando
-          La ensaladilla rusa de mi madre.

Os reiréis, pero en un país donde encontrar tampax es una misión digna de Sherlock Holmes y que cuando los encuentras, no solo tienes la problemática de que no tienen aplicador, sino que cuestan 20 euros y además son de marca “Cautiva”… pues echa para atrás…¡Vivan los tampax compac! La marca Cautiva no da ninguna seguridad… No sé quién será el encargado de Marketing en esa empresa… pero el nombre… no es lo que se dice de “mujer de hoy”…

Pasear por la noche es un placer que no os podéis imaginar… La seguridad de saber que nada va a pasar, que puedes ir hablando con quien sea de camino a casa por un teléfono de nueva generación, que no importe que salgas de casa de alguien media hora antes de que anochezca o media hora después… eso es CALIDAD DE VIDA… y es algo que estoy deseando volver a hacer… pasear por una ciudad sin tener miedo de las motos que pasan cerca de la acera… Creo que tengo tantas ganas que me veo en zapatillas de andar por casa la primera noche de yet lag a las 5 de la mañana María de Guzmán para arriba, María de Guzmán para abajo…

Tercer punto…la salsa de tomate… ¿Sabéis qué es aquí salsa de tomate? El Ketchup!! Ni mas ni menos, no hay tomate frito en salsa… Aquí o entero o troceado o kétchup… una verdadera pobreza culinaria… Con lo cerca que está Cuba… ¿Cómo hacen en arroz a la cubana? Pues con kétchup un atraso enorme… Si alguien conoce al dueño de Tomate Orlando que me haga un favor, díganle que venga, que aquí hay mercado…

Y por último la ensaladilla de mi madre… supongo que lo que echo de menos son los gestos amorosos de la familia, transformado en morriña de plato tradicional de veranito de casa… Solo mi madre corta en cuadraditos perfectos las patatas y es tacaña con las aceitunas para que tu ensaladilla sin mayonesa esté perfecta durante más de 15 días…

El otro día después de 3 daikiris de fresa con Pablo a la orillita del caribe, se me ocurrió mandarle una nota de voz a mi madre en la que claramente, le comentaba que quería ensaladilla rusa… No me contestó… yo creo que lo dije todo bien, que fui muy educada… pero se hizo la loca… Le volví a mandar otra nota de voz a la mañana siguiente… tampoco contestó… No entiendo…

Total, que os cuento todo esto, porque cuando te dan la posibilidad de ir a tu país, aunque sea una semana y a trabajar con horarios explotadores… Te entra la obligación moral y solidaria de escribir en el grupo de la tortillada…. “Voy a España, poco peso de vuelta, se aceptan encargos, pero no muy pesados…. Iré a Decathlon, Mediamark y Carrefour, ya me diréis”

Es una necesidad para con tu colonia, que sale de muy adentro, que se convierte en obligación ciudadana… Todos los miembros se organizan y piden cositas…

Debido al el país en el que estamos, llevar a España sabemos que es un compromiso mayor… Al llegar a España vienes en un vuelo “caliente” y te revisan la maleta, te hacen mil preguntas y hay veces que te hacen describir el contenido de tu equipaje sin verlo… y eso sumado a te han metido tanto miedo durante los meses de preparación de venir a Colombia, que a no ser que sea alguien que te ha hecho tortillas en tu cocina… yo personalmente, prefiero no llevarle nada a nadie…

Pero para volver… por ahora ,(lo anuncié ayer en el grupo) ya me han encargado tomate frito Orlando, pipas, tampax super, me van a llegar dos paquetes a casa con unos botines y jamón del pueblo de un redactor de EFE, estoy pendiente que me confirmen qué modelo de móvil BQ quiere una amiga, una toalla de fibra de las que no pesan de decathlon para viajar …

Volveré con todo eso, y posiblemente para celebrar que hay pipas y que he llegado… 

Haremos tortillada, supongo.



PD: Otra cosa que echas de menos, pero tal vez todo el mundo no lo entienda)  es ver el fútbol en calidad (aquí al ser sistema americano no se ve tan nítido) y a tiempo real sin que Twitter te diga quien ha marcado hace un minuto y medio... (el retardo del satélite)...

jueves, 9 de abril de 2015

Providencia: Piratas y tetas....



Providencia es una isla pequeñita pequeñita que está en medio del Caribe a la altura de Nicaragua pero que pertenece a Colombia. Tiene 25 hoteles de cabañas pequeñitas y para llegar solo puede ser en avioneta de hélices (de unos 15 asientos y solo hay dos diarias) y en un catamarán que tarda 4 horas desde San Andrés que ofrece mareo asegurado…

A San Andrés y Providencia, las descubrió Colón, no está claro si en su primer o quinto viaje ,cuando se hizo con Costa Rica, Panamá y


todos los países de Centro América...
Pero como buen hombre español, Colón era de “caballo grande ande o no ande” y 17 kilómetros de isla… pues los vio insuficientes como para poder poner bandera imperial…
Así que lo dejó pasar, en plan esto es mío pero pasó , y siguió para el Continente…
No se dio cuenta de que el agua del mar de providencia es azul clarita, tampoco debió ver las tortugas, las mantas raya, los monitos que saltan de palmera en palmera, ni debió de ver las iguanas enormes azules, verdes, y grises que parecen dinosaurios y que corren de un lado a otro moviendo las patas haciendo círculos como si quemara la tierra… No las debió ver el pobrecito Colón, y menos mal, porque sino no estarían aun por la isla campando a sus anchas…

Así que, gracias al “caballo grande ande o no ande” , Providencia se quedó sin mucha presencia española y lo que pasó es que  convirtió desde 1500 en una Isla de Piratas…. (Hay mucha historia por en medio, de holandeses, ingleses, de enfados entre Nicaragua y Colombia de quien es el dueño de las Islas y la madre que los trajo, pero resumiendo: Todos unos piratas contra el Imperio Español que también se portó fatal con las Islas…)

Seguro que si pensáis en Piratas reconocidos, os viene a la cabeza el nombre de Henry Morgan, el pirata Morgan…
Pues bien Providencia es la Isla desde donde el pirata Irlandés atacaba a los barcos llenos de tesoros y oro americano que nos llevaban a El Escorial…
Tooodo en la Isla  de providencia tiene que ver con Morgan.
Hay una piedra en el piquito de la Isla que da hacia el Este (desde donde llegaban los barcos Españoles) que tiene forma de cara humana, le llaman la cara de Morgan y dicen que era el aviso a los marineros para saber que se acercaban a zona pirata… los tontos de los españoles encallaban porque la barrera de coral protegía a los piratas, así que de alguna manera Morgan hizo y el coral hicieron de Provi un territorio fuera de colonizaciones….
Hay un hotel que se llama Morgan, un bar que se llama Morgan y seguro que mil otras cosas que se llaman Morgan… Los piratas molan y eso lo tienen claro los habitantes de la isla, así que le dan bombo al tema y todo te recuerda a ellos…

Los habitantes de Providencia son negros negrísimos, hijos de los esclavos africano, piratas y viajeros que pasaron por allí… Fuman muchos porros, bailan reague  y hablan Español, inglés y Creolé (que es un inglés básico relajao que no entiendes nada).
Solo puedes vivir en Providencia si eres de Providencia, lo tienen controladísimo, así que son muy pocos habitantes, tranquilos, con su machete para partir cocos, sus perros callejeros y sus motos sin casco…
Es un territorio verdaderamente auténtico, con casas de madera por que los arquitectos tienen que ser autóctonos, sin cosas de gringos, ni turismo masivo… con los hoteles de lugareños, las tiendas de lugareños y los centros de buceo también de negros negrísimos…

Pues eso que una vez aterrizados,   fuimos Pablo y yo , a respirar el flow de los negros colombianos…

El primer día nos acercamos hasta el centro de buceo más cercano a nuestras cabañas para que nos explicaran qué podíamos ver y apuntarnos a eso de conocer animalitos…
Allí había un negro de dos metros de ancho y dos metros de largo descalzo con bañador negro y  camiseta a rallas rojas y blancas que hablando muy despacio nos explicó las opciones que podíamos elegir para conocer el fondo marino….
Acordamos volver al día siguiente para sumergirnos…
Esa noche nos fuimos a la cama prontito con los nervios de ver la tercera barrera de coral más grande del mundo, me costó dormir y todo pensando en pececillos y los nervios de bucear de nuevo….
 A las 7 estábamos en pie, a las 8.30 en el centro de buceo llenos de crema factor 50 y nerviosísimos…
 Peeeero, muy a la colombiana, el señor 2x2 se había olvidado de nosotros, ya no quedaban equipos , así que nos citó para la mañana siguiente…
En Colombia a este tipo de cosas tienes que acostumbrarte, así que sin ningún problema, sonreímos, nos fuimos 3 metros más allá y nos subimos a un bote del Hotel Morgan y fuimos a bucear con tubo y gafas a “Cayo Cangrejo” que está a 500 metros de Providencia… Pasamos un día genial rodeados de caracolas, corales y sol mucho sol…

A la mañana siguiente si que si pudimos empezar el proceso de inmersión…

Pablo hizo el curso de iniciación y yo (que ya lo tengo) me fui con Hebert y un grupo de Paisas a bucear alrededor de un barco hundido de la segunda guerra mundial lleno de tiburones y corales preciosos mientras Pablo se instruía…

Pepito, el instructor, entendió que tenía que ocuparse de mí ya que era una mujer sola con poca experiencia en el buceo y con un esposo en tierra…
Así que fue mi pareja en el agua…

Para bajar en el mar, tienes que ir deshinchando tu chaleco poco a poco con un regulador que llevas en la mano izquierda, eso es básico, lo aprendes en tu primera inmersión….
Así que una vez en el agua, empezamos a bajar….soltando el airecito poco a poco…
El tío súper pendiente de mi me iba monitoreando, preguntándome cada dos segundos si estaba bien, y yo despacito y prudente bajaba con mi pesito en la cintura, deshinchando, compensando oidos… pin pin… pececillos, burbujitas, felicidad plena….

Pues no me digáis porqué, a los 5 minutos de inmerisón, Pepito decidió que tenía que ponerme más fuerte el chaleco, ahí a 15 metros bajo el agua… cuando yo estaba ya relajadita…

Se puso manos a la obra, me hizo seña de tranquila para y zas, me dio un tironcito…. Pero vamos, que no me abrochó una mierda, que aprovechó para tocarme las tetas en toda regla y juntármelas aún más (el chaleco me hacía canalillo a lo mujer operada de Medellín)…

Os prometo que a 15 metros de profundidad, una en lo último que piensa es en darle una colleja al hombre que te está tocando los pechos y que además de sobón, es el hombre que  en caso de emergencia te puede ayudar y salvar la vida….
Una  no nota para nada que el negro de enfrente te está tocando las tetas, vamos…

Así que seguimos bajando, viendo tiburones, asomándonos a las ventanas del barco… volviendo a “hacer que me deshinchaba más el chaleco juntándome aún más el pecho”… viendo corales de colorines, peces como Dori…. La verdad es que lo del chaleco “fue lo de menos”.

Cuando volvimos a tierra a por Pablo, a por la segunda inmersión, también se subió una pareja de paisas de nuestra edad.

Ella súper mona, abogada experta en derechos humanos y el veterinario. Ella nunca había buceado y él, como yo, tenía pocas inmersiones así que la excursión iba a ser a poca profundidad pero en un sitio precioso lleno de pececitos…

Nos tiramos al mar, yo en este caso como pareja de Pablete, el instructor con la Paisa y el veterinario solo…

Fue cuando estábamos bajando, a unos 5 metros, Pablo y yo agarrados a una soguita mirándonos encantados mientras veíamos como los demás también descendían,  cuando me di cuenta de lo que había pasado… Pepito decidió de nuevo abrocharle bien el chaleco a la paisa y desde lejos se veía perfectamente, ¡¡le estaba tocando las tetas!!!

 Me dio la risa en medio del agua, estaba tan feliz que pensé que estaba por encima de que me hubiera sobado (pero bien….) y pensé que yo habría hecho la obra del día, que el Herbert este se pusiera las botas tocando unos pechos como los mios (jajaja)  y me hizo gracia pensar  y que sería el negro que más tetas “gringas” habría tocado de toda la isla.

Me dio exactamente igual… Él, como instructor, daba seguridad, estaba pendiente de que tus niveles estuvieran correctos en todo momento, te vigilaba y aconsejaba y nos hizo ver el fondo marino más bonito que he visto en la vida…

Nos dio la posibilidad de sentir esa paz  de estar bajo el mar, rodeada de naturaleza por todos lados, junto a Pablete y eso es lo que cuenta…

Cuando nos despedimos nos dimos la mano y nos deseamos felicidad para el resto de nuestras vidas , firmó mi libreta de buceadora certificando que lo había hecho todo correcto y sin mas nos fuimos…

Horas más tarde, mientras comíamos pescado en el mejor chiringuito de la Isla (que sorprendentemente no se llamaba Morgan sino Divino Niño) le comenté a Pablo lo que había pasado… 
Me dijo que el también se había dado cuenta, que en la charlita de ponerse los chalecos que les dio a la Paisa y a él, a ella le “abrochó” todas las correas una a una y lentamente, y a él le dio el chaleco y le dijo “se lo asegure por favor” ...así que Pablo tuvo que apañárselas solo…