Tras una semana algo aburrida, que ya hacía falta, y sin
ninguna aventura reseñable, he decidido hablaros de otro gran icono del
espectáculo de éste país...
No estoy hablando de Juanes, ni de Shakira y menos de Nairo
Quintana. Que por cierto se marcó el otro día un momento “PelosComoEscarpias”
cuando subido al pódium de la Vuelta Ciclista a España, sonó el himno colombiano y los miles de
compatriotas que plagaron Cibeles para acompañarle, se pusieron a cantar como
locos sin que se escuchara casi la melodía… (Soy, como mi
tía Nieves, muy de Himnos…)
Os hablo de Jorge Barón.
Jorge Barón es el Jose Luís Moreno colombiano pero casi peor
que él...
Nos creíamos que Jose Luis Moreno y su Noche de Fiesta de
los sábados de nuestra vida era lo más, algo único, irrepetiblemente nuestro y
de gran originalidad… pero estábamos muuuy equivocados.
Mientras nosotros veíamos triunfar en TVE los desfiles de
ropa interior, escenas de matrimonio y Macario,
en Colombia arrasaba “El Show de las Estrellas” presentado, producido,
dirigido y seguramente grabado también, por Jorge Barón con su productora
personal y gran imperio llamado “Jorge Barón Televisión”.
Jorge Barón es ahora,
un señor de unos setenta años, que puede decirse que fue la primera
persona que llegó a todos los rincones de Colombia haciendo país y sin otro
objetivo que el de divertir al personal.
Salió de la nada, un día con 18 años recién graduado, tras
un enfado monumental con su padre, llegó
a Bogotá desde su Ibagué natal para
hacerse rico. Lo que quería él era ser Diplomático pero como le salió mal el
examen de ingreso a la Escuela y no se quería volver a casa, se metió a la
tele, a llevar cafés en un programa de cocina.
Un día el cocinero que lo presentaba, se puso malo y él, que
no sabía ni freír un huevo, se aventuró
a presentarlo. Triunfó y de ahí todo fue romper el mercado.
Del enfado que tenía con su padre, se cambió el apellido, y
de Varón pasó a Barón y de la cocina pasó a las telenovelas, de ahí a crear su
propia productora (Jorge Barón Televisión), emitir un telediario de lo más
casposo (que aún sigue en antena y se llama Telepaís) y de ahí a presentar un
programa que ha marcado en la historia de la televisión colombiana
“El Show de las Estrellas”
Un santuario musical que debías pisar si querías triunfar en
el espectáculo nacional e internacional colombiano.
Si tu objetivo era
petarlo, tenías que conseguir que Jorge Barón te dejara cantar en él.
Por el “Show de las Estrellas” han pasado grandes como Julio
Iglesias, El Puma, Celia Cruz (amiga personal de JB), Raphael, The Village
People, hasta los grandes artistas locales como Shakira, Juanes o Diomedes
Díaz.
No es que siempre llevara
a los mejores, sino que desde 1969 (cuando se estrenó el programa), no ha
habido semana que no se haya emitido un show de éste señor.En total 77.000
horas de transmisión al aire. ¿Vosotros sabéis lo que es eso? ¡Más aun que Informe Semanal que nació en el
73! ¡Una pasada!
Y claro, esto, como es lógico, se le ha ido subiendo a la
cabeza de manera progresiva…
Al principio el programa era muy normal, pantalones de
campana, micrófonos con cables muy largos….
Hasta que se abrió la tele a los canales privados y tuvo que
darle juego para seguir siendo de oro.
Al tío le flipa la publicidad, así que se inventa cositas
para que la gente lo asocie a él independientemente de lo casposo que pueda
llegar a ser…
Lo primero que se le ocurrió fue “la patadita de la buena
suerte” que como bien se intuye consiste en que el tío, al artista que lleva a
su programa y quiere triunfar, le planta un patadón en el culo para “desearle
suerte”. Cuanto más fuerte es, más le catapultará a la fama… han habido
verdaderas desgracias por el uso de ésta singular manera de desear suerte…
Ya que “El Show de las Estrellas” le hizo rico y ya no iba a
ser Diplomático, se emperró en que lo
suyo iba a ser la “diplomacia interna”.
Contra todo y contra todos, durante los peores años de la
guerra colombiana, en los ochenta y noventa, decidió sacar el Show de las
Estrellas, una vez cada quince días, a la calle.
Llevaba (y aun lo continúa haciendo) a los artistas, los
técnicos, los iluminadores, maquilladores, es decir a un total de 250 a bichos
de ciudad, a lugares a los que el Gobierno no ha entrado nunca, a zonas tomadas
por la guerrilla, por los paramilitares, por el Narco… Solo él y todo su equipo tenían carta blanca
durante finales de los ochenta y noventa.
Dicen, que hasta una vez, en Cartagena del Chairá (en medio
de la nada) un comandante de las Farc dio la orden de no disparar ni una bala
mientras él los visitaba y que gracias a eso, fueron los primeros tres días de
paz que vivió la localidad durante décadas.
Los pueblos a los que va, se vuelcan y vuelven locos por
espectáculo.
Planta el escenario en el medio de plazas y polideportivos.
Las señoras aún se desmayan al verle salir, los niños se vuelven majaretas y
los hombres, dejan sus trabajos y labores para ir a beber cerveza mientras
disfrutan del Show de Jorge Barón.
Mueve a tanta gente, que los ejércitos (lícitos o no) de las
zonas visitadas lo dan todo por la causa colaborando en el montaje, la
seguridad y la intendencia del show.
En medio del éxito, allá por los 90, Don Jorge, como obliga
a que le llamen hasta sus propias hermanas, se dio cuenta de que muchas de las
señoras no se desmallaban por verle a él sino por el calor que sufrían
esperando horas y horas al sol durante las épocas de sequía .
Fue ahí cuando surgió una de las frases más míticas de
Colombia “ Agüita para mi henteeee”.
La acuñó él mismo, en Barrancabermeja, un pueblo en medio de
la nada, tras convencer a los
bomberos para que les regara a todo el
público embravecido con sus mangueras.
Empezó a mojar al público, y a gritarles “Agüita para mi
henteeee” y como vio que funcionaba, no ha parado de decirlo desde entonces
(Cuando llueve, cuando hace sol y les riega, cuando chispea, cuando tronea,
cuando se viene arriba en una función… ) Preguntarle a cualquier colombiano,
sea cual sea su color, condición o estrato y os lo dirá con gracia y alegría
“AAAAAGÜIIIIITA PARA MI HENTEEEE” .
El tío es todo un personaje, va siempre vestido de blanco
(estrena uno cada 20 días), es un rata ratísima al que nadie le soporta en el
gremio. Hace de cualquier cosa un panel publicitario, y le importa tanto ganar
pasta que llegar a hacer cosas cutres o soeces le compensa siempre y cuando le
den dinero.
Está tan loco y enamorado de si mismo que a sus hijos les ha
puesto su propio nombre: Jorge Luis, Jorge Andrés, Jorge Eliécer, Jorge Eduardo
y dice en sus entrevistas, que aún está a tiempo de ir a por la “Jorginita”.
El caso es que éste personaje capaz de pegar patadas a la
gente y de abrazar a vedettes tocándoles el culo en medio de un escenario
plagado de niños cantores, forma parte del imaginario social de Colombia y como
él mismo afirma (y no se le puede negar) es " El embajador de la paz y de la
música" .
A pesar de ser, tal vez el mayor icono vivo de Colombia y
posiblemente, como dicen los modernos, el mayor influencer del país, él sigue
en sus trece contando sus miles de millones desde su despacho de la carrera
séptima y repitiendo sin cesar ésta idea:
"Siempre le he dicho NO a la política, con mayúsculas, porque estoy
convencido de que le aporto más al país con lo que hago. Este programa aglutina
a todos los partidos, las religiones, las clases y las razas. Es una comunión
de masas".
Amén.
Como vale millones y Netfix lo sabe, le ha pedido (baio una
cifra que nadie conoce pero que tiene que tener muchos ceros) que participe en
la campaña publicidad la nueva creación del gigante gringo de las series “The
Get Down” sobre un grupo de negros que triunfaron a finales de los setenta.
El vídeo, después de ésta humilde descripción no tiene
desperdicio. Hace de si mismo. Lo borda.
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