Cuando Elena me regaló por el amigo invisible del
curro la guía de Colombia estas navidades, lo que más ilusión me hizo, además
del detallazo, fue descubrir que de los 7 imprescindibles de Colombia estaba un
lugar en una fecha especial: Carnaval de Barranquilla…
Fue en ese momento en el que mi tristeza por perderme lo
mejor del año en la mejor tierra del planeta tierra se convirtió en espinita
pequeña y la misión de ir al Carnaval de Barranquilla un objetivo vital a
cumplir.
Así que desde que llegué a éste país hice lo posible por
poder ir allí. No quería ir sola así que tenía que buscar “parche” (que
significa planete con gente) como fuera.
Un día en el gimnasio conocí a dos chicas españolas, y ese
mismo domingo me fui con su grupete a conocer el centro. A los 10 minutos de
estar con su pandilla me comentaron que se iban a Barranquilla al carnaval, a
los 12 minutos me apunté y esa misma noche sin conocerles de nada cogí billete
en su vuelo, llamé a su hotel para que me pusieran cama supletoria y el viernes
pasado a las 13.15 volé con el ryanair colombiano “VivaColombia” rumbo a la
capital caribeña del Carnaval junto a otros 14 españoles más (becarios del
ICEX, becarios del Gobierno Vasco, trabajadores de Cooperación con la UE,
financieros de Prosegur…de todo!) rumbo a Barranquilla… En el avión ya había
fiesta, cerveza águila invitó a todos a beber, a bailar y repartió bubucelas y
camisetas a todo el mundo, alucinábamos…si era así en el avión…como debía de
ser el desfile…
De las 300 comparsas que hay en Barranquilla, la mitad
tienen Facebook y de esas solo un chico, Giovani, nos contestó cuando buscamos
comparsa para disfrazarnos con ellos.
Giovani tendrá unos 16 o 17 años y forma parte de la comparsa del Barrio de Abajo y por
60.000 pesos nos daba un disfraz y nos contactaba con el que manda en su
comparsa para poder pedirle permiso y desfilar en el sábado grande, en el Desfile
de Batalla de las Flores junto a su gente… Nosotros solo teníamos que ir al
ensayo general del viernes, convencer al lider e intentar seguir el ritmo del
desfile.
Pues bien, quedamos a las 18.00 en el centro comercial de
Barranquilla con Giovani para que nos diera los trajes y nos llevara a su
barrio al ensayo general… Giovani llegó a las 19.30 sin trajes, con cinco
niños, sin prisas y nos metió en el
barrio de Abajo…
Bajamos una calle normal, cruzamos una esquina y de repente nos
dimos cuenta de que al barrio de Abajo teníamos que ir obligatoriamente con
Giovanni, que solos era mejor que no fuéramos…
El barrio de Abajo es un barrio de estrato uno o dos, de
casitas bajas, perros en las aceras, puertas y ventanas con rejas y gente en
sillas en la puerta hablando de la vida en general… En el barrio de abajo los
chicos de 10 a 15 llevan el pelo rapadillo con dibujos tribales o con crestas,
los de 20 por lo general ya están casados y llevan a sus bebés en motos de
campo junto a su mujer y los de 40 son abuelos.
En el barrio de Abajo la gente se conoce y cuando no eres de
allí y vas con alguien de allí tienen el derecho de mirar con descaro y
preguntarle a tu “guía” que de donde salen esos gringos…
Pero en el barrio de Abajo, sin sonríes, bailas e interactúas
eres uno más.
Tras 15 minutos callejeando llegamos a la casa del “Pavo”.
El Pavo es un señor de unos 60 años que es una verdadera institución en el
barrio. Es quien decide quien entra y quién sale de la comparsa, su mujer hace
las caretas todos los años (van cambiando de color para hacer negocio) y son
respetados por todos. El Pavo nos quiso cobrar otros 45.000 pesos porque
Giovani no nos había dicho que la careta no entraba… pero tras tres
aguardientes y unas palabras serias con uno de los españoles y con Giovani por
otro lado, lo dejamos en 20.000, 10.000
por la careta y 10.000 por la “inscripción”.
Total que la calle en la que vive el Pavo, a las 20.30 se
llenó de niños, adolescentes, mamás, viejitos y curiosos porque había que
ensayar.
Fue en ese momento cuando me di cuenta de que estaba
viviendo un momento único… unas 100 personas, organizadas en 4 filas empezaron
sin música a enseñarnos los pasos y a reírse de lo descompasados que somos los
españoles… fue alucinante. El coreógrafo
(porque había coreógrafo) se desesperaba nos agarraba e intentaba que levantáramos
el brazo correcto, que contoneáramos las caderas como el Dios del Caribe manda…
pero no había manera…
Los barranquilleros se mueven de una forma que es imposible
seguir, se contonean serpentean, se contraen, se estiran con una sensualidad y
ritmo que te dejan con la boca abierta...
A las 21.00 llegó la orquesta que estaba citada a las 20.00
y seguimos ensayando, brazos para un lado, contoneo, tras tris, plas plis… Todos al mismo ritmo y luego nosotros detrás
del todo, dándolo todo o intentándolo…
Os juro que le puse mucho empeño… pero a mi MariaJosé la del
Polideportivo de mi pueblo me echó de aerobic porque le saboteaba las clases
sin querer, no tengo coordinación, si hay que ir a la izquierda voy a la
derecha y si hay que girar hacia un lado… voy hacia el otro… Este fin de semana
se ha notado de nuevo que tengo carencias…
Pero lo más divertido y asombroso del baile de nuestra comparsa, dejando la esperpéntica escena de los españoles, es que hay un momento en el que se improvisa, se abren las filas y salen de dos en dos a bailar…Es ahí donde te das cuenta del arte, la energía, la alegría y la belleza de los caribeños. Es una locura… El vídeo que adjunto es un ejemplo de eso, lo grabamos… Alucinas.
Tras una hora más de ensayo todo el mundo se retiró a sus
casas, el Pavo nos dio las caretas (previo pago) y nos vimos en medio del
barrio de Abajo sin guía para salir… Suerte que las mamás de Santiago y
Constanza (unos niños del barrio de unos 5 y 2 años que casi me muero cuando me
dijeron como se llamaban ;) nos pidieron unos taxis mientras nos ofrecían caldo
de pollo, nos preguntaban por nosotros, nos servían agua para recuperarnos, nos
contaban de ellas, de que bien que mi abuela cosiera, preguntando que si mi
sobrino también le gustaba James como a su Santiago…. Total que nos despedimos
con abrazos hasta la mañana siguiente que era el desfile.
Quedamos con Giovanni a las 09.30 porque el bus al desfile
era a las 11.00 . Giovanni llegó a las 10.50 pero cumplió, todos tuvimos
trajes, nuestra chaqueta, pantalón , corbata y camisa (a 30 graditos).
Fuimos en taxi hasta la casa del Pavo a las 12.00 y “sorprendentemente”
nos tocó esperar otra hora más a que llegara el bus.
Yo me senté con Daysi, estudiante a profesora, de 20 años
que nos hicimos íntimas y decidimos bailar juntas en el desfile.
El desfile de la Batalla de las Flores consta de 300
comparsas. Las 100 primeras patrocinadas, híbridos entre el Carnaval de Río y
la cabalgata del Orgullo Gay de Madrid, muchas plumas, brillantes, gringos,
chicas de infarto y publicidad de cosas. Las siguientes son las genuinas, las
de los barrios, los amigos, la gente de allí….
Hay disfraces tradicionales que, bien en grupo bien solos,
se pasean de un lado a otro por en medio del desfile. Están las negritas jojoy
que van vestidas como de Minie Mouse (de rojo con lunares, a mi sobrina Inés le
encantarían), el torito que enviste a la gente, los descabezados que son como
cabezudos pero sin cabeza ya que la llevan en la mano colgando, de caimanes (“se
va el caimán se va el caimán… como la canción), de monocucos….
Algunos disfraces se heredan, pasó un señor de unos 50 años,
mientras esperábamos a que saliera nuestra carroza que iba a salir a las 13.00
y salió a las 14.30, disfrazado de señora con un vestido fosforito muy
apretado. El señor no se hacía la señora, iba muy serio con sus pelos, sus
músculos y su bigote… Me contó Daysi que era el primer año que se vestía así ya
que su papá (el padre del señor) había fallecido hacia unos meses y él había
heredado el personaje….
Y el nuestro que era de “marimondas”.
Las marimondas del
barrio de Abajo. (Hay otras). He leído que el año pasado, en el 170 cumpleaños de las marimondas del barrio de abajo, Santos bailó con ellos…así que he debido bailar con toda una institución del marimondismo….
Las marimondas son
una burla de las clases bajas hacia las altas, una crítica a los estirados de
alto estrato, los remilgados y los elitistas. Las marimondas llevan traje de
chaqueta al revés, con remiendos de colorines, con su corbata y una máscara que
puede parecer y no es (o si) la representación de los órganos reproductivos de
hombre y mujer (que fina soy coño…)los ojos y la nariz el hombre y la boca la
mujer. El nombre viene de la frase “ oh
mon Diex” que decían las señoras francesas cuando veían a los caribeños casi
desnudos con tremendos atributos, de ahí las mondie, mondas, marimondas!.
Así que la marimonda es un personaje desinhibido, que hace
lo que quiere, que brinca , arrima y abraza y su baile tiene que representar eso...
El desfile dura 4 horas a 30 grados, con traje de chaqueta,
máscara y poco agua. Es una verdadera matanza…Pero es todo alegría, diversión,
gritos, desorden, risas, aguardiente, ron… Grandes y pequeños, con el poco
orden que puede exigirse en el caribe… Pasando por palcos divididos por
estratos y gentes, saludando a las autoridades, bailando cumbia con espontáneos
y brincando hasta que tu cuerpo te lo permita…
Al finalizar el desfile, vuelves al barrio de Abajo, donde
las viejitas te dan un bocata y un juguito de fruta… Todos se abrazan por haber
aguantado, se felicitan y se comentan la jugada. A la vuelta con el disfraz
puesto y sin Giovani volvimos hasta el hotel sin taxi ni nada, ya éramos del
barrio. Ya nada nos podía pasar…
Fui feliz… y un año más… el carnaval hizo en mi lo que todos
los años hace… poner el reloj a cero para ir cuenta atrás al siguiente...
No hay comentarios:
Publicar un comentario