Lo mejor de vivir en Europa, es que uno sabe lo que cuestan
las cosas…
El euro soluciona la vida muchísimo, que te encuentras un euro
pues menuda mierda, podrían haber sido dos (o un billete) , que el salario
mínimo alemán es desde el 2015 es 8.5 la
hora frente a los 3.9 españoles.. pues te da un montón de envidia…pero sabes cuánto es… puedes comprar
sin pensar y comparar con conocimiento…
Aquí lo del dinero es un lío… en primer lugar porque se
habla de millones, (un euro son 2.800 pesos ) y para personas como yo que no
aprueban matemáticas desde cuarto de ESO… es muy complicado saber cuanto es un
millón ochocientos cincuenta y cuatro mil pesos…por ejemplo…
Es un agobio… Nunca sabes si te están timando, si lo que
tienes enfrente es barato… Suerte que mi compañero de trabajo me recomendó una
aplicación que se llama Currency XE que me lo traduce todo…de pesos a euros,a
dólares, a libras,a soles…y viceversa… Yo voy comparando precios por el Carulla,
por Zara, en el trabajo y hasta me atrevo a sacarlo en las discotecas para
saber cuánto me cobran por la botella de Aguardiente o por una cocacola (Si,
aquí las botellas en las discotecas salen más baratas que ir a copas…). Pero
claro… no puedes sacar el móvil en cualquier lado, así que poco a poco voy
sacando referentes, mi propio índice de precios que me ayuda a saber lo que cuestan
las cosas… El menú de Corral (el McDonals Colombiano )17.000, el salario de un
redactor raso 3.500.000… así voy poco a poco…
Pero lo peor que tiene lo del dinero en mi vida colombiana,
además del cambio, vida es lo de tener
efectivo, tener billetes en mano para poder pagar las cosas del día a día…
La semana antes de venir, saqué una “importante suma de
dinero” (me encanta esa expresión, es tan de Bárcenas… claro que mi importante
suma de dinero son 300 euros, alado de los miles de euros de los sobres…pero
queda elegante utilizarla…) Lo dicho saqué una importante suma de dinero y toda
contenta llamé a la Caixa para que me cambiaran , pero ellos me dijeron que
Pesos Colombianos no tenían que fuera a la CECA.
A mi ir a la CECA desde
siempre me ha parecido algo exótico, cuando era pequeña y mi tía Irene se
dedicaba a eso de comprar divisas me parecía un mundo mágico, relacionado con
otros países y viajar… así que cuando llegué a la CECA de la calle Alcalá y no
había cola sentí que eso era Disneyland, te daban la llave a cualquier lugar
para vivir experiencias… pero NO.
Los pesos Colombianos
no cotizan en no se qué índice (Seguro que Irene tiene la explicación técnica)
y no me cambiaban…así que me quedé con mi “importante suma de dinero “ en
Euros. Al llegar a Colombia, la solución
fue que cada vez que necesitaba dinerito en pesos, me iba al centro comercial,
a la casa de cambio, cambiaba los euros por pesos y así iba tirando…
Un rollo, porque por
seguridad he ido cambiando de poco en poco, no puedo ir con fajos por la calle…
y las casas de cambio te timan siempre. Que el peso está a 2.300, te lo cambian
por 2.000, que el peso está (como ahora) a 2.800 pues te lo cambian por 2.400… otros
ladrones!
Así que he tenido que aguantarme con eso… Pero claro, mi “importante
suma de dinero” se me acabó hace una semana y media… ¡¡Bastante duró!!
Yo que odio a los bancos por naturaleza humana y tradición
familiar, me niego a darles dinero… Está bien que me lo cuiden, que me cobren
por algunas cosillas…pero que me cobren por sacar dinero en otro país un tanto
porciento además de la comisión fija de turno… ¡ME NIEGO! Me parece un robo
descarado…
Así que escribí al
mail de contacto de la Caixa en Colombia
que salía en internet explicándoles que quería pesos baratos y sin robos... A la media hora me llamó Marta,
una chica de Valladolid, que llegó hace unos meses a Bogotá, con su marido, que
aun dice “móvil” y no “selular” porque no le sale lo de “selular”, que se vino
con su perrito y su marido a Bogotá porque no saben cuándo van a volver… y que
me lo arregló todo… (Si, toda esa información nos la dimos en esa llamada… es
lo que tiene sentirse extraterrestre en otros países…que congenias hasta con la
del Banco…)
Me dio la siguiente solución: “ Hazte un giro a ti misma,
como los que se hacían las mamás inmigrantes que trabajaban en España y que
enviaban a sus hijos en Colombia hace unos años (cuando este país no era lo que
es ahora…) pues lo mismo, tardan menos de 24 horas y como tienes la nómina en
la Caixa tienes un giro gratis al mes”… Me hice uno pequeñito, para probar a
finales de febrero, para ver si funcionaba…Por si acaso…
Me envié el dinero y al día siguiente lo tenía en
Bancolombia sin problemas…
Así que el martes 4 de Marzo, es decir el pasado martes, me
animé a hacerme uno gordote, uno de una “importante suma de dinero” para que me
durara hasta que me fuera, o al menos hasta Semana Santa… Dejé la cuenta
temblandico, solo me quedaban 50.000 pesos en metálico en la cartera y necesitaba
dinerito para taxis y gastos varios…
El jueves fui a la sucursal de Bancolombia de debajo de mi
trabajo, fui a la misma chica que me había atendido la otra vez, que se
acordaba de mi… Me preguntó por mi viaje a Medellín (la otra vez le conté que
me iba…) y estuvo buscando mi giro durante 10 minutos… No lo encontró, pero me
dijo que volviera al día siguiente.
Los colombianos, no tienen domiciliados los pagos de nada,
ellos reciben la carta en casa de la empresa de la luz, del teléfono, de la
televisión de pago, el médico…y van con ella al banco junto con sus pesitos,
esperan la fila durante una media de 30 minutillos y pagan religiosamente.
Están acostumbrados a
eso, a esperar y tener que ir a pagar, así que cuando a uno le dicen que tiene
que volver, ya sabe que volverá a perder mínimo media hora.
Para colmo, por seguridad , no puedes utilizar el móvil en
la fila… está terminantemente prohibido, los bancos están muy vigilados… así que la media hora se hace eterna…
Para amenizar, o por seguridad (no lo tengo claro) , cada 40
minutos el segurata de turno se pone a vocear todas las normas de seguridad:
Que si va a cobrar dinero divida sus billetes en diferentes lugares, que no
utilice el teléfono porque es así como los cacos se avisan de quien saca dinero
para atracarlos, que no enseñe los billetes con los que va a pagar mientras
espera, que si sacas dinero pidas el servicio de “Acompañamiento” sin
compromiso…
Os preguntaréis qué es el “servicio de acompañamiento”, pues
bien, cuando uno saca dinero en este país (da igual la cantidad), con el fin de
“velar por tu seguridad” (otra gran frase que me encanta utilizar) llamas a la
policía desde el Banco y les pides que te acompañen a tu casa para que no te
atraquen. Tardan unos 10 minutillos en llegar, te exigen que les esperes dentro
de la sucursal y que si notas algo extraño se lo comuniques en cuanto lleguen…tardan,
pero cuando llegan educadamente te acompañan hasta que cierras la puerta de tu
casa.
Pues bien, sigamos con mi historia…
Yo volví el viernes…había más cola que de costumbre…y mientras
esperaba vi a dos ingleses contando billetes a la vista, llevaban un fajo
bastante gordo, eran rubios y estaban enseñándoles a toooodos los de la fila
que habían sacado una “importante suma de dinero”. Como europea y única persona
del banco que hablaba inglés (aquí flipáis con mi nivel, no porque sea la
repera sino porque no lo habla nadie) me sentí en la obligación de comentarles
que dejaran de enseñar el letrero de “róbenme!!!” y les expliqué lo del
acompañamiento, se quedaron encantados, porque además era free!! (No había que
pagar) . Les expliqué que aunque la policía lo pidiera no les dieran pasta que
era un servicio Gubernamental, llamé yo a la policía, les pedí el taxi
(mientras uno de ellos hacía cola por mi) y cuando llegaron los policías les
expliqué la situación... es decir…hice la buena obra del día y mis amigos de
Liverpool se fueron encantados y flipados.
Volví a mi puesto de la fila… 20 minutos más tarde volví a
la ventanilla de mi amiga que nuevamente NO encontró mi giro… ya solo me
quedaban 25.000 pesos… un fin de semana por delante y una cuenta temblando…
Me dijo que estaba pero que aún no tenía autorización para
sacarlo, que durante las próximas 24 horas seguro que lo recibiría y me
avisaban… Yo le expliqué que estaba sola, que quería salir ese fin de semana, que
no tenía ni un pesito, que no todos los establecimientos admitían tarjeta… me
puse un poco pesada, pero estaba sin un duro…Mi mi amiga me miró con ternura y
me explicó que ella no podía hacer nada…que hasta el lunes…
Total, le pedí dinero a mi compañero de trabajo y tuve que
sacar dinero del banco el domingo…Algo en contra de mis principios…
Esta mañana a las 09.05 estaba en el Bancolombia…me he
pintado el ojo y me he puesto tacones que aquí funciona… Al ser las 09.05 ya
había cola… He esperado mis 15 minutos y he llegado a la ventanilla de Don
Faybel Alexis ,puesto que mi amiga no estaba… le he dado mi pasaporte, mi
referencia de Giro y… ¡No lo ha encontrado!
Le he explicado todo mi periplo, le he contado que me lo
auto envío, que no tengo cédula de residencia, que no tenía un duro… Y el, erre
que erre, que no, que no podía…
Al darme cuenta que la técnica de mujer autosuficiente no
valía, he cambiado la estrategia…
He mirado a Faybel a los ojos y…si…me he puesto a llorar….le
he explicado que estaba sola, que debería haber vuelto a mi país la semana
anterior, que mi esposo estaba preocupado por mí en España, que seguro que él,
un hombre con estudios y colombiano, entendía que una mujer no puede andar
desamparada por una capital extranjera (os juro que no exagero…) sin un peso en
la cartera….
Faybel Alexis me ha dado un clínex , y me ha dicho que él me
lo iba a solucionar… En ese momento se ha levantado, ha ido al despacho del
director y ha vuelto a los 10 minutos.
Me ha explicado que había conseguido que en menos de 24 horas
yo tendría el dinero, pero que estaba esperando a que el servicio de “internacional”
respondiera a su petición, que no me preocupara, que yo iba a recuperar mi
dinero…
Yo seguía igual de rabiosa, así que no me ha costado que se
me volvieran a humedecer los ojos y le he suplicado… Pero cuando he visto que
de Faybel no iba a sacar más, le he dado mi número y le he pedido
encarecidamente que me llamara en cuanto llegara el aviso…
Acto seguido me he acercado al despacho del director… Me ha
abierto la puerta blindada de seguridad, he entrado sin mediar palabra… (recordar
los tacones…) me he sentado , he puesto el bolso en el asiento de alado (porque
aquí da mala suerte ponerlo en el suelo puesto que dicen que se escapa el
dinero) , las manos sobre la mesa entrelazadas , le he mirado (con los ojos
llorosos) y le he dicho… “Señor Director, necesito que me ayude… me siento “desamparada”
…. El señor Director me ha cogido las manos y me ha dicho que él mismo se iba a
encargar de que durante la mañana de hoy yo recibiera mi dinero, y que si no
era así me invitaba él a almorzar, que lo entendía, que mi esposo se quedara
tranquilo (se lo había contado Faybel) . He salido de la sucursal como si se me
fuera la vida a las 10.20 más o menos…
A las 11.15 ha sonado mi móvil, era Faybel. “ Señora
Cristina, como le prometí, hemos conseguido arreglar la situación, pásese
cuando quiera a por su dinero”.
A la hora de comer (las 12.30) he ido, Faybel me ha visto y
me ha hecho un gesto para que no esperara la fila que era aun más grande que la
del viernes… Me ha dado mi dinero, me ha
dicho que ha sido un placer y me ha comentado cual había sido el problema
(faltaban 3 dígitos que la Caixa no me había dado). Yo educadamente me he
disculpado por haberme entristecido tanto antes, que una mujer debería ser
fuerte, pero que me ha podido el “pánico” y él me ha respondido que mi reacción era
lógica y normal, que “ a la orden”.
Así que he cogido mi fajo, he llamado a la policía y me he
ido de paseo andando hasta casa con el Teniente Aguilar mientras su compañero
nos escoltaba en moto.
El teniente Aguilar, muy apuesto el, ha sido majísimo, hemos
hablado de fútbol (De James por supuesto) de lo feo que era Santos, del proceso
de Paz y de los pasteles de la pastelería nueva de mi calle.
Me ha dejado en el Hotel, con un apretón de manos, un “ a la
orden” , una sonrisa y mi fajo de “ una importante suma de dinero”.
El dinero ya está en la caja fuerte del hotel y yo ya no
tengo el disgusto que tenía… Ahora solo me queda gastármelo sin saber si las
cosas son caras o baratas.
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