Este fin de semana he estado en lo más parecido a Europa que tiene Colombia:
Medellín.
Como sabéis, soy fan total de los Paisas y cuando voy a esa ciudad, para mí es como sentirme en un limbo entre mi país y el caos bogotano. Un pequeño respirito de relax y buena energía que siempre viene genial.
Medellín (el Medellín por el que yo me muevo, que no es todo) conlleva zonas verdes, trafico regulado, seguridad y tiempo primaveral.
Así que cuando Cuco (un amigo de Caminos que vive allí) me dijo que por qué no iba el finde que había un plan Friky que aprovechar… no lo dudé ni un segundo y me cogí un avión que salía a las 06.00 del sábado y volvía a las 07.30 del lunes.
El sábado por la mañana, coincidiendo con mi llegada, en el Centro de Convenciones “Plaza Mayor” de Medellín, se inauguraba la Comic Con Colombia, la mayor feria del có
mic de Colombia y Cuco había conseguido entradas para los dos antes de que volaran de las taquillas.
A mí los cómics ni me van ni me vienen, solo me gustan los de Asterix, pero cuando Cuco me dijo que había concurso de “caracterizaciones de personajes” , es decir DISFRACES, ahí nos plantamos diez minutos antes de que supuestamente abrieran las puertas del recinto para coger sitio y ver a todos los disfrazados.
Y digo supuestamente “abrieran las puertas”, porque en Colombia, si las cosas no empiezan a su hora, no pasa nada, la puntualidad nuestra, para ellos, la tenemos sobrevalorada.
El cine aquí, empieza más tarde de lo que pone en la entrada y la gente llega con la peli empezada sin ningún problema haciendo levantarse a toda su fila sin pedir ni siquiera disculpas. Los aviones de VivaColombia (el Ryanair Colombiano) tienen una clausula en la que avisan que pueden salir incluso antes de los establecido y ,efectivamente, lo hacen muchas veces. Los partidos de la Liga Colombiana suelen empezar unos 15 minutos después de lo señalado en los calendarios…. así que si la Comic Con empezaba teóricamente a las 10.00, ésta debió de abrir sus puertas como a las 10.45 más o menos.
Pero, gracias a ésta impuntualidad sistematizada, Cuco y yo pudimos disfrutar durante al menos cuarenta y cinco minutos, de una cola para entrar de más de setecientos metros, al sol Medellinense, observando miles y miles de frikis de todas las edades y condiciones luciendo atuendos y pinturas de lo más original.
Nada más bajarnos del taxi, nos dimos cuenta que íbamos a flipar durante toda la mañana, ya que fue cerrar la puerta del taxi, fue girar la cabeza y encontrarnos de frente con el mismísimo Harry Potter.
Un niño de unos catorce años con cicatriz pintada, gafas redondas y pelito así que ni fu ni fa como el de la peli , que apoyado en la barandilla que le separaba de la entrada (estaba el tercero en la cola) , miraba y hablaba ¡¡¡con su búho blanco de verdad!!!
El niño pasaba de la gente que le miraba, concentrado y pausado mientras hablaba bajito… parecía mantener una conversación interesantísima con el ave... Tal vez sobre el profesorado de Hogwarts o incluso sobre el Brexit (he de deciros que aquí el Brexit les importa una caca de vaca y no son conscientes de nada de lo que puede suponer según el FMI…) pero el niño y el búho estaban como en otro mundo…
Total, que después de ese shock, seguimos por la fila andando despacito y sin parar de decirnos “mira esto, mira lo otro” parándonos con descaro aprovechando nuestra condición de extranjeros para preguntar y observar...
Nos encontramos con Super Duff (el de las cervezas de los Simpson), con Batman en bajito, con un Robin con un paquete enorme (recordar que en latinoamerica lo importante, siempre es lo importante) y después de él, vimos a cinco niñas, vestidas de colegialas japonesas que se pintaban los ojos con rayas larguísimas para parecer algo más asiáticas.
Cada paso hacia el final de la fila, era más extravagante…
Padres con sus hijos hablando sobre el Lado Oscuro acompañados de madres despampanantes disfrazadas de Princesas Leias (con lo plana que está la verdadera, no se donde sacaron las paisas que Leia tenía tremendo escote, pero en Medellín, cualquier evento merece unos pechos operados enseñables y cualquier atuendo merece escotazo).
Nos cruzamos con varios monjes de todos los colores, con personajes de terror, con dos o tres mutilados de guerra que simulaban que se les caían las tripas, una troglodita que iba descalza y llevaba una bota de vino tres jotas (made in spain que a ella le debió parecer de lo más cavernícola porque la llevaba como parte de su atuendo sin vino y sin nada…) y hasta nos cruzamos con un grupo de chicas de mi edad disfrazadas de algo, que posiblemente a mis amigas y a mi nos hubiera encantado alguna vez en nuestra vida: de Sailor Moon.
Sailor Moon, para quien no lo sepa, eran unas guerreras buenas de una serie de dibujos animados japoneses que defendían a la humanidad de “los
malos” (así en general).
Cada una tenía el poder de un planeta. (Guerrera Marte, Júpiter…la que mandaba era Luna) Cada guerrera, tenía un color que combinaba con su traje de colegiala y en el caso de las chicas de la cola de la Comic Con, todas llevaban sus colores combinados con las pelucas, las botas, los complementos y los super amuletos mágicos… y eso sí, éstas, a diferencia de las de la serie que eran bastante recataditas, llevaban las tetas casi fuera y el culete muy a la vista… (Si Priscila Luna estaba plana y nunca enseñó una braguita!!!! y eso lo saben hasta en la China Popular… no se qué dibujos veían estas paisas…¡¡¡de verdad!!!)
Total, que en la fila, cuando por fin encontramos el final para unirnos a ella, nos hicimos amigos de una pareja, que eran frikis de juegos de rol y alucinaban que dos españoles que no tenían ni idea de nada aparecieran en la Comic Con de Colombia solo por el puro placer de la curiosidad.
Nos recomendaron que paráramos en la zona medieval, así que una vez dentro, haciéndoles caso, y también porque era la primera parte de la exposición, no sé cómo ni porqué nos vimos envueltos en menos de cinco minutos en la disyuntiva de elegir nuestro arma medieval de caucho para hacer entrenamientos disfrazados con unos escudos de madera y unos gorros de metal.
"Para vencer al contrincante hay que golpearlo en el dorso o 'quitarle' todas las extremidades" gritó el líder de nuestro entrenamiento mientras atacaba a otro tío con una armadura de metal a lo “Cid Campeador” muy elegante.
Yo miré a Cuco con los ojos muy abiertos muerta de miedo intentando encontrar el sentido de estar ahí en medio rodeada de tíos con espadas. Pero Cuco, al otro lado del grupo de los aprendices, no paraba de sonreír con su espada de metro y medio en la mano haciendo movimientos de la guerra de las galaxias de un lado para otro convinados con sonidos de “fiuuuun fiuuuun” entre los dientes… muy concentrado…
Yo elegí una espada con el mango grande para las dos manos (porque pesaba un montón), pensé que así sería más cómodo, pero no caí, como la mayoría de mis contrincantes, que era más corta y por tanto tenía que acercarme más a los demás para poder “matarles” .
A los cinco minutos de lucha de entrenamiento, nos metieron con otros quince tíos y una tía en una especie de “rin” delimitado por maderas, para jugar por equipos al robo de la bandera (Dos equipos enfrentados, tienen que conseguir llevarse un pañuelo que defiende el equipo contrario en el fondo de su campo, si te dan tienes que volver a tu campo y contar 10 para volver a jugar).
Intentando ser amable y buscando aliados, me acerqué a la chica que había y le dije así en plan tímida y divertida “uy, somos las únicas chicas jeje”, sin mediar palabra la tía me dio un abrazo de oso que casi me asfixia. Ahí fue cuando me di cuenta, mientras sus súper brazos no me dejaban casi ni respirar y me llenaba de sudor de guerrera, cuando me di cuenta de que realmente, yo era lo más débil del campo de juego.
Nos dividieron en equipos, nos pusimos en posición, al final de cada uno de los márgenes enfrentados del rin empuñando nuestras armas .
Y mientras esperábamos a que el árbitro diera el grito de guerra que iniciaba la lucha, mirando a los nueve tíos y la tía enorme del equipo contrario con sus espadas, hachas y escudos… me acordé de la historia del país en el que estaba.
Me acordé de sus múltiples guerras, de la cultura de guerrilla, de lo bestias que han sido sus antepasados y no tan pasados, de lo que lucharon contra los españoles, contra los gringos y luego contra ellos mismos. Me acordé de que a mí las guerras no me van, ni en los videojuegos y mientras sonaba el grito de guerra del árbitro y comenzaban los gritos de compañeros y contrincantes que se abalanzaban unos contra otros, tomé la decisión correcta, me quedaría a defender cerquita de mi bandera.
Lo que no pensé en el momento del pánico aterrador que sufrí entre gritos y primeros espadazos, fue en los componentes culturales que jugaban a mi favor:
El machismo colombiano, el proteccionismo a las mujeres extranjeras, el respeto y educación de los paisas hacia las mujeres en general y el buen ambiente que siempre desprenden.
Así que defendí, como ellos dicen, cual verraca, sin que nadie se atreviera a darme fuerte, y mientras todos luchaban con movimientos bruscos y trogloditas entre ellos, veía a Cuco que parecía que bailaba salsa dando espadazos a diestro y siniestro mientras daba saltitos moviendo la cadera para esquivar las armas.
El único que se atrevió a “matarme” más de dos de veces y sin disculparse, fue Cuco. La única que me dio bastante fuerte, la mujer oso del equipo contrario.
Perdió mi equipo, era de esperar (no teníamos a la mujer oso ni a Cuco el bailarín) pero fue divertidísimo sentirnos guerreros durante veinte minutos en un rin medieval de Medellín.
Cuando salimos sudadisimos de cargar con las armas y defender nuestra bandera, entre risas y recreaciones bélicas nos dimos un fuerte apretón de manos con todos y cada uno de nuestros compañeros y contrincantes .
Nos despedimos del líder y seguimos nuestro recorrido por el mundo de la fantasía, los cómics, las cosas frikis que puede conllevar el ser humano…. alucinando con el ambiente, dándonos cuenta de lo raros que éramos, nosotros tan normales, en un entorno tan “paranormal”.
PD: Vale, lo reconozco… no vi moverse el búho ¿vale? Tal vez era de mentira pero… pf! Muy conseguido…de verdad de la buena!!!jajaja


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