domingo, 3 de abril de 2016

Manifestación Uribista

Ya llevo una semana aquí y parece que ha pasado una eternidad, en Colombia tengo la sensación de que cada día tiene 20 horas más y que cada fin de semana se acaba una etapa muy larga y no solo una línea en el calendario.

He vuelto a ver a amigos del año pasado,  Andrea, Mónica, Diana, Jorge, Jonan, Victor… con cada uno tengo una anécdota que os he contado, ellos siguen por aquí y me han arropado cada uno a su estilo haciendo mi transición llevadera y cálida.

Pero éste año es algo distinto, este año no vengo como asesora controladora (que me permitía relajarme en muchos momentos , aunque sin parar de pringar)  sino que éste año toca darlo todo, mostrar resultados y dirigir el proyecto conjunto con la Agencia.

Lo bueno de ser jefa es que haces lo que a ti te da la gana, lo malo es que si quieres hacer lo que te da la gana tienes que haber hecho antes lo que te toca a ti y lo que no han hecho los demás y luego si acaso, hacer lo que te da la gana…
Así que llevo ocho días aquí y he trabajado siete, una media de diez horas y he hecho pocas cosas porque me haya dado la gana.

He optado por la estrategia de reunirme, escuchar y contarle a cada miembro del equipo por separado, desde la que se encarga de las facturas hasta el cámara. Sentarme con todos, explicarles, entender sus inquietudes, comunicárselas a las demás partes y vivir al menos dos horitas lo que ellos hacen para saber quién es quién en el equipo.

El lunes toma de contacto con productores, el martes comercial y parte del otro socio, el miércoles EFE América y abogado, el jueves clientes y administración,  el viernes reunión con todos juntos y el sábado, ya que me he pedido hacer guardia y así por saber qué hace cada uno, me fui con nuestro cámara y un redactor de EFE a cubrir una manifestación del Centro Democrático Uribista.

Así que el sábado, le pedí a Lady de mi hotel, que me hiciera un sanwich de jamón y queso para llevar de desayuno y a las 10.00 estaba con Juan Pablo  y con Gonzalo  en la calle para cubrir la manifestación de los uribistas.

Uribe, como todos sabéis, fue el Presidente de Colombia desde el 2002 al 2010 con el partido Unidad Nacional (UN = centro derecha) y  Santos (el actual presidente) fue su Ministro de Defensa.

Cuando Uribe ya no pudo ser reelegido como presidente porque agotó sus dos legislaturas, pone a Santos en la cabeza de su partido y decide formar otro que será su principal opositor. Así que para las elecciones del 2010 crea el partido del Centro Democrático, que es un poco más de derechas que el UN.

Durante los años que está Uribe en el poder con Santos como Ministro de Defensa, se lucha contra las Farc de manera súper activa. Y siempre de forma completamente encubierta, se financian paramilitares y otros grupos armados que recibían recompensas por matar guerrilleros.

Uribe debilita a las FARC de ésta manera, pero al terminar su legislatura, su pupilo Santos decide sentarse a negociar y eso le enfada muchísimo, así que se monta su tenderete mucho más a la derecha bajo el lema “Mano firme corazón grande”… El slogan lo dice todo.

Total, que la mani del sábado, que apoyaba a Uribe, yo la imaginé lo más parecido a una mani “De la familia” es España. Gente de derechas, mas o menos mayores, aburridilla, sin poca chicha, de andar despacio de la mano del marido, la mujer o los niños…
Pero nada más lejos… no había contado con el componente colombiano.

Para ir a una mani uribista bajo el lema “No más” tienes que ir con la camiseta de la selección Colombia, porque puedes estar muy enfadado con tu presidente, pero tú lo que eres ante todo es colombiano. Si eres hombre debes además ponerte el gorro típico colombiano, símbolo del trabajo duro en la tierra y las horas bajo el sol del caribe. Si eres mujer tienes que haberte pintado y al menos haber ido a la pelu esa semana.  Y aunque estés muy muy indignado tienes que bailar al son de las batucadas, las trompetas, los bongoes y los gritos de guerra que canten tus vecinos de marcha con una gran sonrisa.

Si eres cura vas con tu sotana, si eres autoridad con pantalones de pinzas y camisa cubierta por la camiseta con el lema y si eres militar, ojo al dato, vas vestido de uniforme militar.
En España uno a una mani va “de calle”… pero aquí tienes que ir de lo que tú más te sientas…

Al llegar, todo eran globos con corazones, de colores o de la bandera patria. Cientos de banderas, pancartas que gritaban “Impunidad al narcoterrorismo” "Incumplimiento al Agro" , “Frac-Santos farsante” “Inseguridad rampante” y otros slogans muy muy indignados…pero llenos de color.

Como mi misión no era manifestarme ,sino cubrir para mi cliente EFE la marcha, decidí que sería la “auxiliar" de Juan Pablo y que calladita le seguiría a donde fuera…

Durante más de media hora perseguí a mi cámara de un lado para otro mientras grababa planos generales de indignación, de una acera a la otra , subiéndonos en las barandillas, corriendo detrás de las pancartas molonas, buscando mutilados de guerra, saltando de un lado al otro, esquivando niños, cámaras, trompetistas… cruzándonos con otros reporteros… todo esto sin parar y sin hablar demasiado… ¡os juro que se me hizo agotador!

Pero claro, como estaba de aprendiz, pues yo en silencio detrás de Juan Pablo.
Mientras, de vez en cuando, nos cruzábamos con Gonzalo (el redactor) que iba a su ritmo, poco a poco mirando con su grabadora en la mano...

A mitad de la manifestación, sudando como una loca y habiéndome bebido la mitad de mi botella de agua, nos reunimos con Gonzalo: era la hora de grabar declaraciones.

En las coberturas de TV el redactor es el que decide a quien hay que preguntar así que Gonzalo nos lo dejó claro: Víctimas, algún hombre de campo, militares y voz oficial…

Así que esta vez los tres, como si tuviéramos mucha prisa , salimos a la carrera en busca de nuestros objetivos…

Es curioso, que es en ése momento, en el que te das cuenta que estás haciendo periodismo y luchando por contar algo para que la gente se entere, te entra el subidón, la tensión y la velocidad de correr de un lado hacia otro sale sola…

Los tres andábamos a paso ligero en zigzag, yo calladita, como si estuviéramos de caza, mirando para todos los lados buscando a nuestras presas.

Nuestra primera víctima:  señor de pantalón de pinzas de la mano de su rubia mujer estirada con permanente rubia platino, resultó algo sosa.

La segunda, una madre procedente de  "tierra caliente".  Su hijo y marido asesinados por la guerrilla, ojos vidriosos y piel curtida por el sol,  exigía que “El farsante ese que tanto controló en otra época dejara de negosiar con delincuentes en las vacasiones en la Habana que no se las iban a pagar los colombianos”. 

La tercera entrevista fue con el Sargento retirado Nelson Romero que estaba tan exaltado y nervioso como yo,  pero con la diferencia que a él le seguían unos cincuenta uniformados bailando y gritando cosas como “ Somos militares no somos delincuentes” y  yo, en mi posición “profesional” , solo cantaba cosas por dentro típicas de mis manifestaciones españolas como “Donde están no se ven los niñatos del pepé” o “nosotras parimos nosotras decidimos”. (A estas alturas, debéis saber, que las manis, como a mi madrina, me ponen bastante...) 

El Sargento Romero dominaba el cotarro, con su tez “morena de selva” y sus ojos brillantes, sabía que tenía al público entregado,  a pesar de su estatura (mediría un metro sesenta) se le veía más que a ninguno y sus fans estaban completamente entregados a sus gritos…

En su área de influencia manifestante, se notaba la indignación, la furia combinada con la alegría de poder llevar el verde militar por las calles de Bogotá.

Romero, fue el único que no nos permitió llevarle a un ladito para hablar y nos pidió que le grabáramos andando, con su ferviente multitud detrás. El Sargento soltó el titular “Si no se les controla, esto será el caos”.

Nos despedimos de él con un fuerte apretón de manos mientras nos miraba a cada uno a los ojos (reconozco que imponía el tío…) y volvimos a ese ritmo loco de grabar recursos de un lado para otro pero ésta vez con Gonzalo junto a nosotros.

A la altura de la calle 26 encontramos lo que todo cámara freelance busca: la contra marcha a la manifa.
Veinticinco  personas con capuchas, mascarillas negras y una gran pancarta con  Uribe decapitado disfrazado de paramilitar bajo el lema “Uribe Paraco asesino” . (paraco = paramilitar de manera despectiva) 

Sorprendentemente, los veinticinco bien ordenaditos, solo ocupaban la acera y gritaban sus consignas detrás de una fila de policías uniformados que les separaban de la riada de uribistas.

Todos los manifestantes del Centro Democrático les insultaban, les gritaban y poco a poco comenzó a caldearse el ambiente… Que si un viejo se cuela y le da una colleja a un chico anti Uribe, que si una señora les empuja desde el otro lado de los policías, insultos colombianos como “marica”, “hijoepucha”, “gonorrea”…

Lo que al principio era un área completamente limitada , empezó a distorsionarse un poco, llegaron más cámaras, un señor agarró a una mujer de las solapas del abrigo levantándoselo demasiado, llegaron más policías, más prensa… y claro, nosotros en medio señalizándole a Juan Pablo cada “momentazo” que veíamos para que no dejara de grabar…

De repente alguien tiró un huevo, luego otro... y los contramanifestantes empezaron a ponerse nerviosos… 

Yo empecé a buscar con la mirada vías de evacuación en caso de que se liara… 
Analicé todo:  tiendas de móviles, un sitio de pollos, una tienda de lencería, un café….

Miré a Gonzalo con ojillos de perrito abandonado  y preocupación le pregunté, dejando mi silencio a un lado “ ¿En caso de lío, cual es el plan? ¿Meternos en la lencería de enfrente?”
Mi segunda pregunta me pareció de lo más lógica, nunca pasa nada malo cuando te compras unas braguitas, al contrario, da subidón si son muy monas.  

Pero Gonzalo con toda naturalidad, haciéndome ver que no pasaba nada,  me respondió “No, que tiene vidrio el escaparate.  No te ralles, no creo que pase nada, pero si se lía, corre”.

Su respuesta me tranquilizó, no sé por qué, pero me tranquilizó… tenía bastante lógica y peso periodístico.

Me relajé de 6 a 10 segundos, no puedo especificar bien el tiempo, pero poco a poco todos empezaron a alterarse más y más …

Los “contra manifestantes” se tensaron y mirando hacia la marea de gente que seguía avanzando,  me di cuenta de qué era lo que agitaba a nuestro objetivo mediático:

Llegaba el grupo de los militares…

Sí, los exaltados de antes, los de verde, los únicos que en esa manifestación podrían sentirse ofendidos por la pancarta de “Paraco Asesino”…  los más relacionados con el paramilitarismo, los más entregados y posiblemente… los más violentos.

Yo me agarré a mi mochila que llevaba en el pecho en vez de la espalda para evitar robos y di varios pasitos para atrás, Juan Pablo se puso en paralelo cerca de los policías que hacían de barrera con la cámara en alto para grabarlo todo y Gonzalo, cambió su cara de periodista relajado a la de periodista a punto de preguntar algo…

Los militares avanzaban rápido hacia nosotros, los primeros empezaron a acercarse hacia la pancarta de Uribe decapitado, con paso firme pero sin ningún orden, todos con sus caras oscuras y curtidas miraban fijamente al grupito que yo tenía más cerca, poco a poco calentándose sin dirigirse hacia delante sino decantándose por nuestro lateral…

Di otro pasito para atrás, sentí que chocaba con la pared, no me quedaba mas “atrás” para alejarme, apreté las muelas, saqué el móvil de la mochila y pensé…me van a matar al cámara, supongo que tendré que grabarlo...

Justo en ése momento, en el que creí que iba a ser testigo del primer muerto de mi empresa, de la nada, del otro lado de la pared policial, entre los uniformes, salió corriendo a lo hombre bala (es decir con la cabeza por delante como para avanzar más) un señor de edad media, camiseta verde camuflaje, moreno, de un metro y medio y con una gorra que decía “Romero”.

Era él, el líder que habíamos entrevistado hacía pocos minutos, el Sargento Romero.

Se puso delante de los policías, al otro lado del muro,  y empezó a gritar “Háganle, venga, pasenlé aquí no hay nada, sigan a darle duro pa´lante , “háganle,  háganle pues”.

Sus compañeros obedecieron sin mediar una queja, y se limitaron a insultar como lo habían hecho las señoras, los viejos, los niños y los jóvenes anteriores, simplemente a hacer ruido.

Al  otro lado de la calle, una señora que había parado a que su marido comprara un café para seguir la marcha, empezó a aplaudir a los militares y a gritar “Ustedes son nuestra esperanza” en plan exaltada, más gente la siguió y cuanto más aplaudían, el Sargento Romero más se crecía dando órdenes por mediar “por la paz”.

Juan Pablo bajó la cámara, se acercó a nosotros y nos dijo, “venga que aquí ya no vamos a sacar nada más”, y junto con la marcha, nos fuimos hacia plaza Bolivar en busca de la voz oficial…. ellos como si no hubiera pasado nada, yo como si hubiera vuelto a nacer.

Pero calladita, volviendo a mi papel de auxiliar de cámara profesional,  intentando seguir sus rápidas zancadas de corresponsales en una manifestación de sábado en Bogotá.

http://www.diariodecuba.com/internacional/1459678720_21411.html




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