lunes, 3 de octubre de 2016

Ganó el NO


Ganó el No, ese es el titular… Pero lo que realmente ha ganado ha sido la abstención.

Incomprensiblemente, de una manera decepcionante, en las elecciones más importantes de los últimos 100 años en Colombia… El sesenta y tres por ciento de los colombianos no ha ido a votar y se ha quedado en su casa viendo la tele…

Lo achacan al Huracán Mathew que no dejó que 200 puestos de voto de los 81.925 pudieran habilitarse por las riadas en dos o tres pueblitos del norte donde el Si ganaba por mayoría en todas las encuestas.

Otros creen que fue por falta de claridad en las exposiciones de ambos frentes y otros a la falta de credibilidad de la clase política, pero no… Nada de eso, los colombianos no fueron a votar porque no estuvieron a la altura de las circunstancias, porque el rencor les hizo mirarse al ombligo y porque, una vez más no se dieron cuenta de lo importante que es mojarse y formar parte de la ciudadanía y las decisiones de un país.

Las zonas pobres, rurales directamente afectadas por la guerrilla, Departamentos como Nariño, Cauca, Cesar… o pueblos como el de las señoras que cantaban el otro día en la firma de Cartagena, han votado que si (95% en Bojayá para ser exactos). Las ciudades, Departamentos del Interior donde reinaron en su máximo apogeo los Grupos Paramilitares, zonas ajenas al problema del campo, ha votado que NO.

Desde luego, siendo objetivos, y tras leer la mitad de las 180 hojas del acuerdo y el resumen de la Revista Semana, puedo afirmar que hay puntos bastante cuestionables, a los que los votantes del no se aferran, pero que a éstas alturas de la película, y sin una opción B sobre la mesa para mi, personalmente, son males menores.

El primero de estos “males menores”, y el que me impacta más como privilegiada y concienciada extranjera demócrata, es que el Parlamento tendría la presencia de diez miembros de la FARC-EP no elegidos por el pueblo,  con voz pero no con voto. Esto supondría, a mi juicio,  la usurpación del lugar sagrado, la Cámara de Representantes legítimamente elegidos por los ciudadanos.

Otro de los puntos más peliagudos es la “presunta impunidad de los guerrilleros” es decir;  Si se corroboraba la firma, los guerrilleros en búsqueda y captura dejarían de tener esas órdenes sobre las espaldas y serían juzgados por un “Tribunal Especial”, y no por la justicia ordinaria. Algo, demasiado ambiguo en un país donde si pagas, la ley no existe… Desde luego olía raro…

Lo que a los más humildes les picaba, que era que durante dos años los guerrilleros que se entregaran recibirían menos de un salario mínimo (unos 500.000 pesos, 150€) para su reinserción y formación. Eso a la gente de bajos estratos, es algo que les mataba… y es lógico, ellos que han dicho que no al jugoso mercado de la guerra y las drogas, se matan en los trabajos para conseguir ese dinero, que a los que asesinaron en los bosques se les regala…

Y claro está, esta firma, no incluía a otros grupos guerrilleros como el ELN, que también quiere entrar en el reparto del pastel político.

Pero la firma también conllevaba la aparición de nuevos partidos políticos gracias a que se abrían a la posibilidad de crearlos con leyes de transparencia e impulso de oposición (Ahora es dificilísimo crear una fuerza política por las condiciones que se les exigen únicamente para presentarse) y el fin del bipartidismo y las grandes familias oligarcas que dominan el país (Uribe, Santos, Jaramillo…) dejando paso a partidos más cercanos a la realidad de los colombianos. Conllevaba también la repartición de tierras entre campesinos que por los desplazamientos de la guerra se han quedado sin nada que labrar, el desarme de la mayor grupo guerrillero del país, la reforma agraria, fondos para las víctimas de uno y otro lado, un catastro rural (nunca se ha hecho uno real en Colombia), planes de desarrollo en el campo, mecanismos para promover la participación de la mujer en la vida política, desminado… En fin, un montón de temas, que gracias al NO, tendrán que esperar, quien sabe si días, años o décadas….

Seguramente, el resumen que os acabo de hacer es subjetivo, frívolo y poco profundo. Lo he intentado, y si alguien cree que estoy completamente equivocada posiblemente sea cierto, tal vez soy otra víctima del sistema de medios del Gobierno Colombiano.
  
Chilis me pidió este verano que contara a que a qué me dedicaba en la oficina, que le intrigaba. Pues bien, mi empresa somos cinco en plantilla y 200 colaboradores que (bajo demanda, aunque se supone que ellos también tienen que tener iniciativa) graban temas y noticias que puedan surgir en las regiones. Somos 50% de ellos, pero para ellos somos los de “Secuoya” y de alguna manera no nos adoran porque suponemos la “privatización” de un servicio que ellos antes no daban… Pero nosotros, no solamente damos servicio a la Agencia sino que quien nos lo pida, nosotros grabamos al mejor postor, nuestro objetivo es la tele colombiana.

El domingo, grabábamos en Medellín, Cali, Cúcuta, Barranquilla, Madrid (España) y claro está Bogotá para la TVE de Colombia (RTVC) y para XXX en principio solo en Bogotá.

A las 08.00 abrían los colegios electorales así que a las 07.00 ya estábamos todos en nuestros puestos coordinando, informando, haciendo puzles de horarios y grabando en las primeras localizaciones.

El Director de XXX, llegó a las 07.45 con un café en la mano, y quitándose la chaqueta calada por la fuerte lluvia,  dijo una frase que no se me olvidará jamás: “Bueno, veamos por cuanto gana el Si, Esa es la única noticia de alcance de hoy”.

Todos nos reímos y bromeamos con sarcasmo ante la remota posibilidad de que ganara el No y al día siguiente volvieran las bombas y los secuestros… Incluso yo me atreví a decir que qué bien, que así me pagaban plus de peligrosidad y que si salía el no les invitaba al Harry Seasons con mi bonus de peligrosidad…

Durante la jornada, sin parar de hablar por teléfono, solo hubo problemas con una cámara, con una redactora y con el teléfono del de Medellín que se quedó sin batería a las 14.00… Un día muy intenso pero típico de elecciones…

A las 16.00 cerraban las urnas, así que presumiendo que ganaba el SI, la XXX nos pidió que nos fuéramos una hora y media antes a la torre Tekendama donde estaba la plataforma del Si para grabar a Santos cuando llegara a celebrarlo.

Juan Pablo, el único cámara que teníamos ese día y que forma parte de nuestra plantilla, por lo previsible del si, llegó al “Sí” a las 15.00. Buen sitio para grabar las declaraciones, gaseosas para todos, banderolas, comunicados de prensa, todo preparado… Aprovechando que todo iba bien, avisé a Diana (Mi amiga española) que a las 16.30 podría ir con ella a celebrar el Si… Tanto a ella como a mí nos podía el gusanillo político y queríamos celebrar con toda Colombia el triunfo de la lógica y la paz.

Las urnas, según lo previsto, cerraron a las 16.00 en punto y dado que, sorprendentemente, en Colombia se cuentan votos mucho más rápido que en España, a las 16.15 con el 40% contado, el Si y en No está bastante ajustaditos pero ganaban los partidarios a la firma.

A las 16.18 pareció que el SI ganaba, pero era complicado saberlo del todo.

A las 16.20 El No estaba a la par y a las 16.40 con el 93% de los votos el NO pasaba al SI por cantidades de votos muy pequeñas.

Al 96% contado…ya era irreversible… El No ganaba al SI por más de 50.000 votos.

Las caras de los redactores desencajadas miraban a sus pantallas intentando comunicar qué estaba pasando, el teléfono no paraba de sonar sin que nadie lo cogiera como si diera miedo reconocer un error propio… y mi compañera Diana y yo, bloqueadas, mirábamos anonadadas Caracol viendo como subía el No a cada milésima de escrutinio…

Nadie, nadie en XXX creyó aquella mañana que ganaría el NO. Nadie en mi entorno lo pensó por un segundo, pero allí, a las 16.45 de la tarde, en aquel edificio del barrio de Chapinero… La televisión nos decía que el resultado final era NO a los acuerdos de Paz firmados entre el Gobierno y la Guerrilla de las Farc.

Volví en si tras 3 minutos de sentirme perdida y me di cuenta, que no teníamos a nadie que fuera inmediatamente a la sede del No. Que a esas horas no encontraría un cámara disponible y  que

Juan Pablo estaba en la del Si, lugar del que no se podía mover porque sería allí donde Santos iría en caso de dar la cara.

Pregunté a XXX si lo querían y nadie era capaz de reaccionar, los redactores tecleaban sin parar, el Director hablaba por dos teléfonos a la vez y Diana me miraba como perrito abandonado intentando buscar una respuesta siguiéndome por la redacción...

¡No íbamos a enseñarle al mundo en NO!

En medio de los nervios y el estress se me encendió la bombilla y me acordé de que XXX tenía una cámara pequeñita, casi de vídeo aficionado (Aunque algunos creen que es de buena calidad…) en un cajón y ante la falta de respuestas, decidí robársela, coger a Diana, e irnos a la sede del No que desgraciadamente estaba a sólo dos calles de nuestra oficina. Desviamos el teléfono fijo al móvil de diana, nos pusimos el abrigo y salimos escopetadas.

Hasta ese momento, yo nunca (y digo nunca) había cogido una cámara. Soy capaz de encontrar errores gráficos en un clip, de guiar a alguien para que cambie de formato PAL a NTSC, incluso saber si el backfocus está descompensado o el balance de blancos se hizo automático  o manual, pero nunca había grabado nada hasta ayer….

Encendí la cámara, lo puse en automático y me lancé.

La gente como loca no paraba de gritar “Colombia Colombia” se abrazaban, se besaban, se sentían felices y orgullosos de ellos mismos porque asumían que así eran aún más patriotas y yo, intentando sacar lo mejor de la cámara que llevaba en las manos, buscaba grabar la noticia de manera objetiva.

Cuando llevábamos 10 minutos allí, habiendo entrevistado a un Senador (al parecer muy importante), me di cuenta de que estaba grabando en verde. Algo no había hecho pero la pantalla salía verde….

Me eché a un lado, respiré hondo y como por inspiración divina, conseguí hacer un pseudo balance de blancos (que para quien no sepa es poner la cámara grabando un color blanco para que desde ése, sea capaz de grabar todos los colores como deben de ser) para poder encontrar el buen tono a esa grabación.

Diana buscaba Senadores y personajes de la derecha rancia uribista y yo, unida a ella por el cable del micrófono, la seguía buscando recursos e imágenes impactantes que poder guardar en la cámara. Cada minuto que pasaba, me sentía más extraña, más ajena al momento, más extranjera o más bien más extraterrestre. No se si porque no habíamos comido y eran las 17.30 o por el agobio que me daba no comprender como la gente se alegraba de que la guerrilla siguiera viva me empezó a dolerme muy fuerte el esternón, un dolor agudo que me hacía respirar mucho más hondo que dos horas antes… En silencio y tras mi cámara yo grababa intentando que no se notara lo que sentía y que Diana sintiera que estaba acompañada. El cable del micro me unía a la única persona, que en ese momento sentía que podía salvarme ante las fieras desgallitadas del No. Eramos como dos ratoncillos en una fiesta de gatos salvajes, que lo único que queríamos era un poquito de su queso y huir…

A las 18.15, me di cuenta que la cámara que llevaba no tenía luz, así que aprovechándome de los grandes focos de las cámaras de las televisiones locales grabé los últimos recursos y mirando a Diana a sus ojos igual de abiertos que los míos, le dije “Nena, vámonos de aquí, ya no podemos sacar más”.

Salimos corriendo, como si nos persiguieran por la calle 66 hacia la oficina, unidas por el cable como si eso nos protegiera más y al llegar a la oficina, sin hablar demasiado,  Diana se puso a editar, mientras yo, desde mi ordenador resumía lo que habíamos vivido para poder hacerle el informe a XXX que ya había confirmado que lo quería.
Seguía doliéndome el pecho, pero a esas alturas de la jornada, no era solo el pecho, sino los ojos, el cuello y las muñecas…era dolor de NO.

Conseguimos enviarlo en tiempo record, y continuar con la coordinación del cámara de Medellín que esperaba que Uribe saliera a dar declaraciones desde su finca a las afueras de un pueblo muy pijo de Antioquia...

Santos salió antes en Bogotá, a eso de las 19.30, rodeado de sus más fieles colaboradores y con cara de preocupación.

Callados como si fuera el primer parte de guerra en años, todos los presentes en la redacción escuchamos en silencio intentando comprender en qué momento de la historia estábamos.
Santos lo dejó claro, el pueblo no es que no crea en los políticos, sino que los políticos tampoco creen en el pueblo colombiano y la Firma seguía vigente, solo que ahora la mesa de negociaciones volvía a abrirse, con las condiciones de los que no formaron parte de ella la primera vez, los temidos y cuestionados Uribistas, pero queriendo el objetivo común de “todos los colombianos” una paz “estable y duradera”.


PD: Hoy todos estaban tranquilizandose unos a otros diciendo que viva la Paz... Un circo señores... un circo.

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