Ganó el No, ese es el titular… Pero lo que realmente ha
ganado ha sido la abstención.
Incomprensiblemente, de una manera decepcionante, en las
elecciones más importantes de los últimos 100 años en Colombia… El sesenta y
tres por ciento de los colombianos no ha ido a votar y se ha quedado en su casa
viendo la tele…
Lo achacan al Huracán Mathew que no dejó que 200 puestos de
voto de los 81.925 pudieran habilitarse por las riadas en dos o tres pueblitos
del norte donde el Si ganaba por mayoría en todas las encuestas.
Otros creen que fue por falta de claridad en las
exposiciones de ambos frentes y otros a la falta de credibilidad de la clase
política, pero no… Nada de eso, los colombianos no fueron a votar porque no
estuvieron a la altura de las circunstancias, porque el rencor les hizo mirarse
al ombligo y porque, una vez más no se dieron cuenta de lo importante que es
mojarse y formar parte de la ciudadanía y las decisiones de un país.
Las zonas pobres, rurales directamente afectadas por la
guerrilla, Departamentos como Nariño, Cauca, Cesar… o pueblos como el de las
señoras que cantaban el otro día en la firma de Cartagena, han votado que si
(95% en Bojayá para ser exactos). Las ciudades, Departamentos del Interior
donde reinaron en su máximo apogeo los Grupos Paramilitares, zonas ajenas al
problema del campo, ha votado que NO.
Desde luego, siendo objetivos, y tras leer la mitad de las
180 hojas del acuerdo y el resumen de la Revista Semana, puedo afirmar que hay
puntos bastante cuestionables, a los que los votantes del no se aferran, pero
que a éstas alturas de la película, y sin una opción B sobre la mesa para mi,
personalmente, son males menores.
El primero de estos “males menores”, y el que me impacta más
como privilegiada y concienciada extranjera demócrata, es que el Parlamento
tendría la presencia de diez miembros de la FARC-EP no elegidos por el
pueblo, con voz pero no con voto. Esto
supondría, a mi juicio, la usurpación
del lugar sagrado, la Cámara de Representantes legítimamente elegidos por los
ciudadanos.
Otro de los puntos más peliagudos es la “presunta impunidad
de los guerrilleros” es decir; Si se
corroboraba la firma, los guerrilleros en búsqueda y captura dejarían de tener
esas órdenes sobre las espaldas y serían juzgados por un “Tribunal Especial”, y
no por la justicia ordinaria. Algo, demasiado ambiguo en un país donde si
pagas, la ley no existe… Desde luego olía raro…
Lo que a los más humildes les picaba, que era que durante
dos años los guerrilleros que se entregaran recibirían menos de un salario
mínimo (unos 500.000 pesos, 150€) para su reinserción y formación. Eso a la
gente de bajos estratos, es algo que les mataba… y es lógico, ellos que han
dicho que no al jugoso mercado de la guerra y las drogas, se matan en los
trabajos para conseguir ese dinero, que a los que asesinaron en los bosques se
les regala…
Y claro está, esta firma, no incluía a otros grupos
guerrilleros como el ELN, que también quiere entrar en el reparto del pastel
político.
Pero la firma también conllevaba la aparición de nuevos
partidos políticos gracias a que se abrían a la posibilidad de crearlos con
leyes de transparencia e impulso de oposición (Ahora es dificilísimo crear una
fuerza política por las condiciones que se les exigen únicamente para
presentarse) y el fin del bipartidismo y las grandes familias oligarcas que
dominan el país (Uribe, Santos, Jaramillo…) dejando paso a partidos más
cercanos a la realidad de los colombianos. Conllevaba también la repartición de
tierras entre campesinos que por los desplazamientos de la guerra se han
quedado sin nada que labrar, el desarme de la mayor grupo guerrillero del país,
la reforma agraria, fondos para las víctimas de uno y otro lado, un catastro
rural (nunca se ha hecho uno real en Colombia), planes de desarrollo en el
campo, mecanismos para promover la participación de la mujer en la vida
política, desminado… En fin, un montón de temas, que gracias al NO, tendrán que
esperar, quien sabe si días, años o décadas….
Seguramente, el resumen que os acabo de hacer es subjetivo,
frívolo y poco profundo. Lo he intentado, y si alguien cree que estoy
completamente equivocada posiblemente sea cierto, tal vez soy otra víctima del
sistema de medios del Gobierno Colombiano.
Chilis me pidió este verano que contara a que a qué me
dedicaba en la oficina, que le intrigaba. Pues bien, mi empresa somos cinco en
plantilla y 200 colaboradores que (bajo demanda, aunque se supone que ellos
también tienen que tener iniciativa) graban temas y noticias que puedan surgir
en las regiones. Somos 50% de ellos, pero para ellos somos los de “Secuoya” y de
alguna manera no nos adoran porque suponemos la “privatización” de un servicio
que ellos antes no daban… Pero nosotros, no solamente damos servicio a la
Agencia sino que quien nos lo pida, nosotros grabamos al mejor postor, nuestro
objetivo es la tele colombiana.
El domingo, grabábamos en Medellín, Cali, Cúcuta,
Barranquilla, Madrid (España) y claro está Bogotá para la TVE de Colombia
(RTVC) y para XXX en principio solo en Bogotá.
A las 08.00 abrían los colegios electorales así que a las
07.00 ya estábamos todos en nuestros puestos coordinando, informando, haciendo
puzles de horarios y grabando en las primeras localizaciones.
El Director de XXX, llegó a las 07.45 con un café en la
mano, y quitándose la chaqueta calada por la fuerte lluvia, dijo una frase que no se me olvidará jamás:
“Bueno, veamos por cuanto gana el Si, Esa es la única noticia de alcance de
hoy”.
Todos nos reímos y bromeamos con sarcasmo ante la remota
posibilidad de que ganara el No y al día siguiente volvieran las bombas y los
secuestros… Incluso yo me atreví a decir que qué bien, que así me pagaban plus
de peligrosidad y que si salía el no les invitaba al Harry Seasons con mi bonus
de peligrosidad…
Durante la jornada, sin parar de hablar por teléfono, solo
hubo problemas con una cámara, con una redactora y con el teléfono del de
Medellín que se quedó sin batería a las 14.00… Un día muy intenso pero típico
de elecciones…
A las 16.00 cerraban las urnas, así que presumiendo que
ganaba el SI, la XXX nos pidió que nos fuéramos una hora y media antes
a la torre Tekendama donde estaba la plataforma del Si para grabar a Santos
cuando llegara a celebrarlo.
Juan Pablo, el único cámara que teníamos ese día y que forma
parte de nuestra plantilla, por lo previsible del si, llegó al “Sí” a las
15.00. Buen sitio para grabar las declaraciones, gaseosas para todos,
banderolas, comunicados de prensa, todo preparado… Aprovechando que todo iba
bien, avisé a Diana (Mi amiga española) que a las 16.30 podría ir con ella a
celebrar el Si… Tanto a ella como a mí nos podía el gusanillo político y
queríamos celebrar con toda Colombia el triunfo de la lógica y la paz.
Las urnas, según lo previsto, cerraron a las 16.00 en punto
y dado que, sorprendentemente, en Colombia se cuentan votos mucho más rápido
que en España, a las 16.15 con el 40% contado, el Si y en No está bastante
ajustaditos pero ganaban los partidarios a la firma.
A las 16.18 pareció que el SI ganaba, pero era complicado
saberlo del todo.
A las 16.20 El No estaba a la par y a las 16.40 con el 93%
de los votos el NO pasaba al SI por cantidades de votos muy pequeñas.
Al 96% contado…ya era irreversible… El No ganaba al SI por
más de 50.000 votos.
Las caras de los redactores desencajadas miraban a sus
pantallas intentando comunicar qué estaba pasando, el teléfono no paraba de
sonar sin que nadie lo cogiera como si diera miedo reconocer un error propio… y
mi compañera Diana y yo, bloqueadas, mirábamos anonadadas Caracol viendo como
subía el No a cada milésima de escrutinio…
Nadie, nadie en XXX creyó aquella mañana que ganaría el NO.
Nadie en mi entorno lo pensó por un segundo, pero allí, a las 16.45 de la
tarde, en aquel edificio del barrio de Chapinero… La televisión nos decía que
el resultado final era NO a los acuerdos de Paz firmados entre el Gobierno y la
Guerrilla de las Farc.
Volví en si tras 3 minutos de sentirme perdida y me di
cuenta, que no teníamos a nadie que fuera inmediatamente a la sede del No. Que
a esas horas no encontraría un cámara disponible y que
Juan Pablo estaba en la del Si, lugar del que no se podía
mover porque sería allí donde Santos iría en caso de dar la cara.
Pregunté a XXX si lo querían y nadie era capaz de
reaccionar, los redactores tecleaban sin parar, el Director hablaba por dos
teléfonos a la vez y Diana me miraba como perrito abandonado intentando buscar
una respuesta siguiéndome por la redacción...
¡No íbamos a enseñarle al mundo en NO!
En medio de los nervios y el estress se me encendió la
bombilla y me acordé de que XXX tenía una cámara pequeñita, casi de vídeo
aficionado (Aunque algunos creen que es de buena calidad…) en un cajón y ante
la falta de respuestas, decidí robársela, coger a Diana, e irnos a la sede del
No que desgraciadamente estaba a sólo dos calles de nuestra oficina. Desviamos
el teléfono fijo al móvil de diana, nos pusimos el abrigo y salimos
escopetadas.
Hasta ese momento, yo nunca (y digo nunca) había cogido una
cámara. Soy capaz de encontrar errores gráficos en un clip, de guiar a alguien
para que cambie de formato PAL a NTSC, incluso saber si el backfocus está
descompensado o el balance de blancos se hizo automático o manual, pero nunca había grabado nada hasta
ayer….
Encendí la cámara, lo puse en automático y me lancé.
La gente como loca no paraba de gritar “Colombia Colombia”
se abrazaban, se besaban, se sentían felices y orgullosos de ellos mismos
porque asumían que así eran aún más patriotas y yo, intentando sacar lo mejor
de la cámara que llevaba en las manos, buscaba grabar la noticia de manera
objetiva.
Cuando llevábamos 10 minutos allí, habiendo entrevistado a
un Senador (al parecer muy importante), me di cuenta de que estaba grabando en
verde. Algo no había hecho pero la pantalla salía verde….
Me eché a un lado, respiré hondo y como por inspiración
divina, conseguí hacer un pseudo balance de blancos (que para quien no sepa es
poner la cámara grabando un color blanco para que desde ése, sea capaz de
grabar todos los colores como deben de ser) para poder encontrar el buen tono a
esa grabación.
Diana buscaba Senadores y personajes de la derecha rancia
uribista y yo, unida a ella por el cable del micrófono, la seguía buscando
recursos e imágenes impactantes que poder guardar en la cámara. Cada minuto que
pasaba, me sentía más extraña, más ajena al momento, más extranjera o más bien
más extraterrestre. No se si porque no habíamos comido y eran las 17.30 o por
el agobio que me daba no comprender como la gente se alegraba de que la
guerrilla siguiera viva me empezó a dolerme muy fuerte el esternón, un dolor
agudo que me hacía respirar mucho más hondo que dos horas antes… En silencio y
tras mi cámara yo grababa intentando que no se notara lo que sentía y que Diana
sintiera que estaba acompañada. El cable del micro me unía a la única persona,
que en ese momento sentía que podía salvarme ante las fieras desgallitadas del
No. Eramos como dos ratoncillos en una fiesta de gatos salvajes, que lo único
que queríamos era un poquito de su queso y huir…
A las 18.15, me di cuenta que la cámara que llevaba no tenía
luz, así que aprovechándome de los grandes focos de las cámaras de las
televisiones locales grabé los últimos recursos y mirando a Diana a sus ojos
igual de abiertos que los míos, le dije “Nena, vámonos de aquí, ya no podemos
sacar más”.
Salimos corriendo, como si nos persiguieran por la calle 66
hacia la oficina, unidas por el cable como si eso nos protegiera más y al
llegar a la oficina, sin hablar demasiado,
Diana se puso a editar, mientras yo, desde mi ordenador resumía lo que
habíamos vivido para poder hacerle el informe a XXX que ya había confirmado que
lo quería.
Seguía doliéndome el pecho, pero a esas alturas de la
jornada, no era solo el pecho, sino los ojos, el cuello y las muñecas…era dolor
de NO.
Conseguimos enviarlo en tiempo record, y continuar con la
coordinación del cámara de Medellín que esperaba que Uribe saliera a dar
declaraciones desde su finca a las afueras de un pueblo muy pijo de
Antioquia...
Santos salió antes en Bogotá, a eso de las 19.30, rodeado de
sus más fieles colaboradores y con cara de preocupación.
Callados como si fuera el primer parte de guerra en años,
todos los presentes en la redacción escuchamos en silencio intentando
comprender en qué momento de la historia estábamos.
Santos lo dejó claro, el pueblo no es que no crea en los
políticos, sino que los políticos tampoco creen en el pueblo colombiano y la
Firma seguía vigente, solo que ahora la mesa de negociaciones volvía a abrirse,
con las condiciones de los que no formaron parte de ella la primera vez, los
temidos y cuestionados Uribistas, pero queriendo el objetivo común de “todos
los colombianos” una paz “estable y duradera”.
PD: Hoy todos estaban tranquilizandose unos a otros diciendo
que viva la Paz... Un circo señores... un circo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario