Mañana se cumple un mes desde que estoy aquí, ya falta un mes menos para que vuelva. Han pasado 31 días desde que soy oficialmente “expatriada”.
Y es que ser expatriado es una cosa que uno no tiene en cuenta en la vida normal, pero que cuando lo ha sido, lo es, o lo va a ser, no para de pensar en el concepto…
Y hasta te atreves cuando vas en un bus que no es de la EMT, o por una calle mirando para atrás de vez en cuando, a analizar la palabra… ex_ patriado… patria de pater… mira tú, fuera de su patria… de sus antepasados… ¡mi madre lo que da de si!
Aquí todo lo que es marca España…me hace ilusión… Que voy al súper y leo “Chorizo español extra” en la zona de delicatesen, se me pone el pecho palomo del orgullo. Que un día en la radio por casualidad ponen Hombres G (que aquí tuvo un éxito tremendo en los 80-90) pues tengo que coger un clínex porque me parece hasta melódico y romántico el sufre mamón…
El caso es que vivo en un continuo sentimiento de saber que no soy de aquí y que soy de allí. Y por supuesto, cada indicio patrio que veo… me vengo muy arriba. Me da rabia, pero soy tan paleta que lo español por ser español ya… me gusta.
Me gusta más la tortilla de patata cuando estoy aquí, el dos de mayo me lo he cogido festivo para celebrar el levantamiento del pueblo de Madrid contra los Franceses (con todos mis respetos y porque está Pablo, no nos vamos a engañar), me gusta oir palabrotas, cantar a voz en grito Operación Triunfo cuando la ocasión lo merece y acoger a cualquier compatriota en cuanto lo veo.
El ser expatriado, en Colombia, como supongo que en cualquier otro país, conlleva unas conversaciones tipo con los autóctonos, que al principio te hacen gracia, pero que llega un momento que aburren y optas por inventarte las respuestas.
La de dónde eres, es la típica del taxi, que irremediablemente te lleva a hablar de fútbol. Te ves en la obligación de responder que eres de Madrid si quieres darle bola al interlocutor, ya que aquí, así como en Cuba todo el mundo tiene un primo en a “Pobra do Caramiñal” y conocen la geografía gallega al dedillo, aquí no tienen ni puta idea donde está Galicia. Los más devotos les suena el Camino de Santiago de Compostela, pero vamos, que Ourense... como si a mi madre le hablan de Popayán o Chiquinquirá… ¡Ni idea! no da conversación...
La siguiente pregunta, es la de si estás amañada (que significa que si estás ya bien instalada) que suele ir detrás de la anterior pregunta, y por cojones tienes que decir que si y hablar de lo maravilloso de Colombia, lo bien que te sientes y lo fantástico que es todo, aunque ese día no haya parado de llover torrencialmente, hayas discutido hasta con el conserje y tu casa huela a pescado porque ese día no puedas tirar la basura porque no hay cubos en la calle para que no los roben...
Las conversaciones femeninas se centran en preguntarte de amor, les inspiro muuucha curiosidad…
Cuando estás de bajona, y más yo que soy la sensibilidad en persona, te unes más a las interlocutoras autóctonas que son todo sentimiento. “¿Cómo así? tan sola, te has cruzado el mundo sin tu esposo, dejándole solitico allá… ¿Y no te da miedo?”
Con cualquier mujer sea del estrato que sea, suelta esta frase en tono compasivo…
Os juro que me lo ha preguntado desde la que limpia en casa hasta la Jefa de Prensa de Juan Manuel Santos.
No falla… Porque claro, tienes que decir que estás casada para que haya buen rollo y nos veamos de igual a igual, así que mi respuesta sieeeempre es la misma: Mi esposo tiene un buen trabajo, nos vemos cada muy poquitico, y solo es un año. El amor verdadero lo aguanta todo, hay que mirar para el futuro...
Nunca las convenzo, lo sé, aquí se lleva lo de si te he visto no me acuerdo, se ponen muchísimo los cuernos, se dejan, se juntan…y habitualmente ellas terminan cargando con los hijos y ellos con otras teniendo otros… Así que cuando me preguntan ¿No te da miedo? Se que lo que les preocupa es que me quede sola o bien que me pongan los cuernos todo el rato… Me hago la loca, sonrío y asiento.
Pero las conversaciones que me encantan, y no me canso de tenerlas, son las de la visión de nuestra situación y España entre expatrioles.
Todas las personas que estamos aquí, al menos con las que yo me junto (De 25 a 35 con carrera universitaria) , vivimos una experiencia laboral , que en nuestro país hubiera sido imposible tener. Y lo bueno, es que solemos ser conscientes de ello.
En general la gente que he encontrado, son personas que se ha buscado mucho la vida, muchos son de familias humildes que gracias a becas o mucho esfuerzo han llegado a un país que les ha dado una oportunidad que buscaron durante un tiempo allí o bien, gente que ha luchado mucho dentro de sus empresas para optar a seguir progresando.
No todos tenemos la suerte de venir con nuestro contratito desde España y muy muy muy pocos (yo no los conozco, vamos) viven a todo trapo como vivían los expatriados de hace unos años.
Vivimos con lo justo, que es mucho más que la media de los colombianos, (vamos al gimnasio, viajamos pero no compramos ron caro y no podemos ir a España así por que sí) y creo que la única de mi grupete que le paga la casa la empresa soy yo (… Siempre se meten conmigo diciendo que soy de estrato 6, pero en el fondo saben, que soy una curranta como todos los demás.)
Somos jóvenes y conscientes de que cuando volvamos a nuestro país, nunca podremos aprender y crecer tan rápido como lo estamos haciendo aquí.
Que en nuestro país al que queremos y solo pensamos en volver, será dificil que se nos valore como lo hacen aquí...
Criticamos las políticas económicas españolas (aun siendo unos muy de izquierdas y otros muy de derechas) hablamos de los prejuicios españoles, de la mierda de no tener Gobierno, de lo que nos cuesta negociar, de las becas que casi todos conseguimos en nuestra vida universitaria, del erasmus, de las tortillas de nuestras madres, del independentismo catalán, vasco y la presión del Gobierno Central…
Pero siempre con muy buen rollo, con una templanza impresionante y sobre todo respeto.
A mí es algo que me alucina… solo he tenido un mal royo con una tía sevillana que me insultó por decir que Pablo Iglesias me parecía un tío inteligente, pero por lo demás, aquí , al estar fuera, se respeta mucho más lo que piensan los demás.
Así que cuando no hablamos de España, nos reímos de nuestras luchas contra el sistema burocrático de Las 12 pruebas de Asterix que supone cualquier trámite en Bogotá, de las broncas de los trabajos en un país en el que enfrentarse cara a cara es algo súper violento e impensable, de que a alguien se le ha escapado un “vaya puta mierda” delante de un jefe, de un subalterno… y nos aprovechamos de las cosas “latinas” que brinda el país como parar dos horas de trabajar para ver el partido de Champions...
Entre semana, casi todos estamos explotadisimos, pero sacamos tiempo para hacer cenitas, pedir algo de comida a domicilio y solucionarnos los problemas… Cada uno aporta lo que sabe.
Por ejemplo, Leire que trabaja en Recursos Humanos de una constructora vasca , cada vez que alguien está malo nos indica lo que hay que hacer, Lucía trabaja en Cremades tramitando visados (la gran lucha) y nos habla de técnicas y procedimientos para conseguirlos, Mónica dice que me va a ayudar con los presupuestos de mi empresa, y yo… pues yo les cuento noticias chorras, les propongo vídeos para grabar en sus empresas, les hablo de la política del país…(Trabajar en la TV es lo que tiene, que sabes de todo y no sabes de nada… )
Pero lo que he decidido es hacer una cena casera semanal. A mí me encanta dar de comer, disfruto muchísimo invitando y a todos nos encantan las recetas españolas… Así que eso es lo que aporto yo, comida sana que suele ser los miércoles porque los lunes son de blog y los martes de Andrea o de belleza.
El lunes pasado, no os conté, estuve en “Casa Nariño” ,que es la casa Presidencial, porque me atendió la Jefa de Prensa de Santos.
Me interesaba mucho que me conociera, que supiera lo que hacíamos, y gracias a un contacto de la embajada de Colombia en España conseguí que me recibiera.
La tía tardó 40 minutos en recibirme, porque era su cumpleaños y le habían llevado una tarta a la oficina.
Estuve 40 minutos en una silla, sin teléfono ni nada, porque me lo quitaron en la puerta esperando por esta señora.
Cuando conseguí mi minutito de fama, sentada en su despacho de 100m2 ,mientras le contaba lo que hacía aquí, la tía no paraba de mirar el whatsapp y de sonreír con lo que le escribían.
Os juro que me sentí fatal, tal vez por que por primera vez, no era de un estrato superior o igual al de mi interlocutor... Aquí la estratosferica era la de Presidencia y yo no le llegaba al estrato dos.
Me sentí caca total, despreciadisima, no le prestó atención a nada de nada de lo que yo podía ofrecerle, y al estar tan desconcentrada, no le conté nada bien lo que quería contarle...
Al salir de su despacho 10 minutos después de entrar, nos encontramos con el Señor Santos en un pasillo, si, al mismísimo Presidente de la República, que me dio la mano pensando que era otra persona y yo, con el mal rollo que tenía de haber estado hablando para una cursi que no paraba de enviarle fotos de su tarta de cumpleaños a su grupo de whatsapp, solo acerté a decirle “Señor presidente” con carilla descolocada.
La tía se encargó de explicarle que yo no era la de "no sé qué Agencia" y se lo llevó dejándome en medio de un pasillo perdida con un general detrás que me indicó la salida.
Cuando salí del Palacio, tenía cientos de whatsapps, de mi hermana, mi madre y de Pablo y de todo mi grupete que de risas me decía que si me había gustado la Casa Nariño, que mi empresa podría pagar en vez de mi apartamentito, una habitación en el Palacio Presidencial…. Y sobre todo me escribían para apoyarme en un momento así…
De casa de Santos me fui directa a casa de Lis, Jorge y Hector, y juntos mientras les ayudaba a prepararse el tupper para el día siguiente, nos reímos de mi “Señor Presidente” y la puta sociedad de estratos en la que hemos elegido vivir...
PD: Tal vez he idealizado un poco al "parche" (que es como los colombianos llaman a la "pandilla")