Si todo va, como tiene que ir , hoy no será la última vez que escuchéis sobre Colombia.
Hoy, vuestro ayer, ha sido un día histórico para el país en
el que trabajo.
La fecha que tendrán que estudiar millones de niños
latinoamericanos, una jornada de la que se harán reportajes, libros, series y
quien sabe, tal vez, alguna película dentro de unos años…
Hoy el Gobierno Colombiano y las Farc-EP han firmado el
acuerdo de paz.
Y os juro que ha sido de piel de gallina. Muy duro (eso si),
porque he dormido cuatro horas, trabajado en las últimas veinticuatro,
dieciocho y gritado unas… ¿cinco? Estoy afónica, me duele la cabeza y la tripa
de tanta cocacola y té….pero… lo hemos contado en imágenes.
Hay pocas satisfacciones mayores en la vida de alguien que
se dedica a la actualidad, que la de poder hacer llegar a todas las casas una
noticia de ámbito internacional “positiva”. Contar cosas positivas es menos
adrenalínico que l as negativas o las catástrofes, pero igual de gratificante...
Un ex compañero de trabajo, en medio de una súper venta de unas imágenes en
exclusiva, se atrevió a comparar la sensación de publicar en esas condiciones a
un orgasmo… Yo no me atrevo a afirmar lo mismo… pero desde luego, ver tus
imágenes ilustran Le Figaró, The NewYork Times, Telecinco y Canal Sur… Es un
subidón que flipas.
Aunque sea algo mentira lo vivido hoy, aunque no les guste a
todos, aunque el coordinador de la empresa con la que se ha asociado mi empresa
no haya coordinado nada y haya sido algo desastroso enterarse desde Bogotá lo
que estaba pasando a diez metros de él y tener que enviar a ciegas… Está
contado.
Los actos oficiales empezaron hoy a las 07.00, pero la firma
en sí, ha sido a las 17.00.
Así que ayer, mientras re editaba a las 02.00 unos vídeos de
la llegada de Raúl Castro a Cartagena, decidí que hoy si os si, me iría con
Juan Pablo, nuestro cámara, a cubrir la firma desde la Plaza Bolivar de Bogotá
donde habían convocado a todos para ver la firma de Cartagena.
Volvería a ser su asistente, como en la Manifa del 1 de
mayo, y podría con el móvil en la mano
escribiendo mil whatsapps desde la tarima de prensa, poder vivir el momento
histórico.
Así que me acredité y de paso acredité a mi amiga Iris, que
es periodista y profe experta en Conflicto y paz, a la zona de prensa de la
Plaza Bolivar.
Quedamos una hora antes de la firma en mi oficina para poder
ir juntas y así que no tuviéramos problemas con el acceso. El taxi nos dejó a
tres manzanas, íbamos dando saltitos emocionadas, sonriendo y siendo
conscientes de lo que estábamos viviendo. Pasamos dos controles de seguridad ,
enseñamos nuestras mochilas, nos
cachearon y una vez pasado el filtro, nos dirigimos a la zona de prensa.
Allí, muy a lo colombiano, la jefa de prensa de
#ColombiaDiceSí, tenía el móvil sin batería, así que nos tocó llamar a uno que
llamó a otro que llamó a otro que por casualidad estaba al lado de Mariana, que
vino a saludarnos.
Le pedimos nuestras acreditaciones, y resulta que ella no
las tenía, que tenía que buscar a un tal Nelson Navas, nos pidió que la
esperáramos tras unas vallas en las que se leía muy grande Si-si-si-si.
Se adentró en la carpa de prensa y… si te he visto no me
acuerdo. Muy colombiano también…
Así que tras diez minutos de espera, llamé a Juan Pablo, me
explicó dónde estaba y fuimos en su encuentro sin acreditación ni nada.
Él estaba en una tarima, bajo una estatua del mismísimo Don
Simón (no el de la sangría sino el de la independencia de Colombia) donde
estaban todas las cámaras de todas las teles que puedes ver en el país +
agencias + telesur + otras cuantas…
Al llegar a las escaleras de acceso, delante de la valla,
había un segurata de unos veinte años que se notaba que la firma de la paz le
estaba quedando grande.
Miraba hacia los lados, intentando que nadie pasara hacia la
zona de prensa aunque nadie lo intentara, los ojos, que abría de par en par, le
brillaban y el calor , que comenzaba a sentirse a medida que se las nubes
dejaban pasar el sol, empezaba a hacerle sudar como un pollo dentro de su
chubasquero naranja fosforito.
Nos pidió carnet de prensa, algo que no teníamos, y nos dijo
que sin eso no podríamos pasar.
Así que tirando de la astucia aprendida y la cara que he
heredado de mi madre, tiré de chulería y
le dije muy seria. “ ¿Usted cree que con toda la gente que hay, voy a
traer mi cartera con el carnet que me da de comer señor? Le enseñé mi tarjeta de visita, y nos dejó
pasar diciéndonos con timidez que “sólo
un ratico que si os ven con manilla, se me echan encima”.
Le dimos las gracias y subimos los escalones de par en par
para prepararnos para el gran momento. En cuanto subimos, elevadas sobre el
resto de los mortales, nos olvidamos de él y contemplamos la inmensa plaza
llena, llena, llena de símbolos y colores de paz.
También nos olvidamos la una de la otra, ella se fue a hacer
fotos y yo, mientras enviaba whatsapps desde mi móvil de caca, me acerqué a
Juan Pablo para
poderle guardar trípode y mochila para que se moviera por la
tarima sin preocupación.
Todo parecía de película. La gente gritaba “Sí se pudo”, la
música sonaba, las nubes desaparecían dejando brillar el imponente sol, los
animadores del escenario
principal animaban a ir a votar por el si el domingo que
viene…
Sobre la estatua elevada de Bolívar, las periodistas de RCN,
Red Más y Caracol practicaban entradillas (discursos a cámara) dando pasos y
mirando al cielo, los cámaras y fotógrafos jaleaban a las masas para sacar
mejores imágenes y yo escribía whatsapps.
Comenzó el Himno Nacional y todos lo cantaron. Comenzó la
presentadora de turno a contar quienes estaban
como quien presenta la alineación de un Madrid Barça. Aplaudieron a
Maduro, a Castro, a Santos y a Timochenco y abuchearon al Rey Juan Carlos, a
Bachelet y a otros cuantos dirigentes más, se guardó un
minuto de silencio y fue entonces cuando comenzó el momento
más emocionante de la tarde.
El canto de las “Alabaoras de Bojayá”. Las Alabaoras de Bojayá, son unas mujeres,
que desde hace 14 años, tras la gran masacre que cometieron las Farc, por una
lucha contra los Paramilitares por el control de sus tierras, cantan para
ayudarse a superar el horror que vivieron.
Bojayá, es un pueblo del Chocó, un pueblo en medio de la
nada, de la selva más cerrada en medio de uno de los departamentos más pobres
de Colombia que, casualidades de la vida, es el único Departamento que se baña
en los dos mares, el Caribe y el Pacífico. Así
sus condiciones físicas básicas unidas a su frondosa selva, la hacen una
verdadera “autopista” en la que entrar
con armas y salír con drogas es lo más
fácil del planeta y, claro está, en el
2002 nadie quería quedarse sin esa parte
del pastel colombiano.
Así que el dos de mayo del 2002, las Farc y los
Paramilitares se enzarzaron a tirarse bombas los unos a los otros y a atacar la
población de Bojayá que atemorizada, ante la falta de presencia Estatal, se metió en una Iglesia y esa fue su perdición, una bomba
acabó con la vida de más de 120 personas de un plumazo dentro de la capilla del
Pueblo. Las Farc, conscientes de ésta barbaridad, el diciembre pasado, llevaron
a sus altos cargos a pedirles perdón por lo sucedido. De los Paramilitares,
como podéis adivinar… si te he visto no me acuerdo, y eso que aún siguen de una
u otra forma, presentes en el país.
Así que, los cánticos desgarradores de éstas señoras, tienen
aún más peso que cualquier voz de todo el país... y ahí, en el acto de paz,
vestidas de blanco por primera vez en 14 años, prefierieron cantarles al si, al
futuro y a la realidad.
Pusieron en pie a todo el público y sin cortarse un pelo,
también han puesto a caldo en sus letras a ambos firmantes. Gritando desde
dentro, con ese sentimiento que solo puede salir de muy del dolor, han
recordado a los muertos, los desaparecidos, e incluso, que ahí si que casi
lloro y se me ha puesto la carne de gallina, han soltado una frase… que a todos
los que vivimos éste momento aquí, nos hubiera gustado decirle a Santos: “Oiga
Señor Presidente, hágasenos pa ´acá, ¿Y con esos otros grupos, díganos qué va a
pasar?”.
Ha sido un momento flipante, cada frase que soltaban las
señoras negras, era ovacionada por toda la plaza Bolívar, creando un ambiente
mucho más mágico e intercultural… Y así en medio de la interculturalidad, con
el teléfono en la mano mientras leía un whatsapp de mi primo Gonzalo que me
echaba de menos y me pedía que le contara algo divertido, por el rabillo del
ojo, me ha parecido ver un gato cruzarse por la tarima y meterse en un huequito
entre las piedras de la estatua.
¿Un gato? No podía
ser ¿Ahí en medio? ¿Con tanta gente? Imposible… En ese momento, he mirado al
argentino que tenía a la izquierda y cuando he visto su cara de asombro me he
dado cuenta de que no era un gato, era ¡¡¡una rata inmensa!!!
La pobre ratita ajena a la solemnidad del acto, intentó
esconderse, pero era demasiado grandota para el hueco tan chiquitito que había
elegido, así que asomando la carita y la narizota marrón, no paraba de buscar
ansiosa con los ojitos redondos muy abiertos, un sitio más grande para
esconderse…
De repente, mientras la ratita se giraba sobre si misma
buscando una salida y dejando a la luz
su asquerosita colita marrón, la presentadora cursi de Red Más Noticias, que
minutos antes recitaba su discurso al aire, la ha visto , e incontrolada, se ha
puesto a gritar como una loca.
Y así como víctimas del efecto dominó, los cámaras que
grababan a las señoras cantoras de Bojayá en las grandes pantallas, han empezado a dar saltos moviendo sus
trípodes intentando agarrar las cámaras para que no se movieran mientras la
ratita, completamente loca ante tal histerismo, corría buscando un hueco más
grande donde no ser vista.
Los fotógrafos saltaron hacia fuera de la zona de prensa,
las redactoras perdieron el control, la rata comenzó a dar saltitos en zigzag
por la plataforma de Bolivar hasta que gracias al tumulto, desesperada, se
metió de nuevo en el mismo hueco de donde había salido segundos antes, pero que
ahora, gracias a la locura del personal, estaba tapado por una botella de
plástico de agua que hacía que nadie pudiera verla. La pobre, ha aguantado ahí
la hora y cuarto que ha durado el acto, moviendo la cabecita y los bigotes,
alejada al menos un metro de cualquier persona… ajena a que la más asustada del
recinto no era ella, sino las cinco presentadoras cursis que se apretujaban en
la otra esquina del cuadrilátero y los cámaras, más profesionales, grababan la
firma histórica de ese momento de paz.
Ella no lo sabe, pero ha sido la gran protagonista del Día
D, para todos aquellos que tenían que contarlo al mundo desde Bogotá. Tal vez
para ella no sea el día de la firma, sino el día que tras una botella de agua,
vio como miles de personas se apoderaron durante horas de su frío hogar, la
majestuosa plaza de Bolívar, gritando sí a la Paz.
PD. No se si se podrá ver, pero en el vídeo de caracol, en
el minuto 1 y medio sale el canto de las Alabaoras: http://noticias.caracoltv.com/acuerdo-final/un-minuto-de-silencio-y-alabaos-de-las-alabaoras-de-bojaya-por-las-victimas
PD2; La paz en la plaza Bolívar huele a marihuana, estaban
todos encantados.